Me sentía extraño. No veía nada y estaba totalmente desorientado. No sabía donde estaba, pero a mi alrededor se oían ruedas chirriando, sirenas y muchas voces. Llegué a la conclusión de que estaba en un hospital pero no conseguía explicarme cómo había llegado allí. Aunque no podía ver nada intenté levantarme, pero para mi horror, me fue imposible. No podría describir la sensación de estar tumbado en una cama de hospital totalmente inmóvil y ciego, pero capaz de escuchar todo lo que ocurre al alrededor.
Me costó mucho asimilar aquella situación, y estuve meditando e intentando hacer memoria sobre lo ocurrido. Unas horas más tarde de haber despertado, oí a alguien entrar a la habitación. Por su forma de caminar deduje que era un hombre pero no sabía exactamente quien. Se detuvo a un lado de la cama y suspiró. No dijo nada hasta que otra persona entró:
-Buenas, ¿es usted familiar del paciente?
-Soy su jefe
-Ah bien, yo soy el Dr.Harrison y lamento decirle que el Agente DiNozzo ha entrado en coma por culpa del accidente. No se puede mover ni es consciente de nada, no ve ni oye. No sabemos hasta cuando podrá estar así ni si se recuperará alguna vez.
-¿No hay nada que hacer?-preguntó Gibbs con un tono triste-¿no se le puede intervenir?
-Me duele decirlo Agente Gibbs, pero en caso de Tony solo un milagro podría salvarlo.
Estaba contento porque Gibbs había venido a verme, pero me entristecía el hecho que pensase que no podía oirle.
Intenté hacer ruido, pero fue imposible. Después de hablar un rato, el doctor se fue y me quedé solo con Gibbs. Éste dejo el abrigo en el perchero y me cogió la mano, algo no muy normal en Gibbs y me dijo:
-DiNozzo, sé que no me puedes oir, pero te juro que haré todo lo que sea posible para sacarte de esta.
Después de decir eso se sentó en el sillón que estaba al lado de la cama y se quedó ahí una hora sin hacer nada. Durante todo ese tiempo lo único que dijo fue "maldito Schneider". No sabía a qué venía eso, porque Schneider era un traficante de armas que habíamos detenido la semana pasada. No pensé más en eso y simplemente me dediqué a repasar mi vida en general (ya que tenía tanto tiempo libre).
Llegué a la conclusión de que los últimos años de mi vida habían sido una gran mentira. Es verdad que también algunos de los mejores momentos de mi vida pasaron en esos años,pero estuve engañándome a mi mismo por andar con tantas mujeres que nunca me llegaron a gustar de verdad, y que solo me liberé cuando besé a Ziva, pero demasiado tarde. Ahora que la había perdido, ¿qué me quedaba en la vida?. No tenía casi relación con mi padre, el trabajo no me satisfacía tanto sin Ziva...
Estaba sumido en mis pensamientos cuando entró Mcgee a la habitación. Soltó un grito ahogado al verme y se acercó a la cama a cogerme la mano.
-¿ Jefe pero qué le pasa?, ¡las noticias de cían que solo tenía una contusión!
¿En las noticias?, ¿acaso mi accidente había salido en la tele?. Lo que dijo Mcgee me puso a pensar. Empecé a hacerme serias preguntas sobre el accidente, ¿qué era tan importante como para aparecer en las noticias? McGee siguió hablando, se le notaba bastante conmocionado:
-Tony, te prometo que pillaremos a ese maldito y le haremos pagar caro. Y tú mientras resiste.
Al parecer, alguien había provocado el accidente. Los datos que iba recopilando me ayudaban poco a poco a hacer memoria. Ahora recordaba que antes del accidente vi a un todo terreno negro acercarse por detrás de mi coche a mucha velocidad. Todo comenzaba a tener sentido perp todavía faltaban muchas cosas, no sabía si me iba a recuperar, según el doctor, solo un milagro podría salvarme.