Doctora de turno, —Y dígame Margaret Jhonson ¿Qué le motivo a esas trágicas acciones?
Margaret, observando todo metódicamente, con unos ojos que no radiaban ni una pizca de vida, más parecidos a una pecera sin peces, a un lago sin agua —hice lo que debía hacer— afirmaba mientras seguía observando la habitación.Doctora de turno, —De seguro habían otros métodos para no llegar a esas acciones, señorita Margaret— comentaba mientras llevaba su plumón rojo hacía la boca.
Dejo de ver la habitación y mirando fijamente a la doctora, le comento con un tono de voz elevado —¡NO SABES POR LO QUE PASE DOCTORA!, ¡no sabes por lo que pase!— decía mientras algunas lágrimas brotaban de mis ojos, pero aún así no se distinguía ninguna clase de emociones en mi rostro, se podía decir que era como mirar los ojos de un cadáver.
Doctora de turno, con un tono suave y relajado le comenta —de seguro que no Margaret, ¿me puedes contar que fue lo que más te impulso a hacerlo?—
—Pará comenzar Doctora, no conozco su nombre y a las personas que no sé su nombre me caen mal—
Doctora de turno, —Lo siento, ¿donde he dejado mis modales?, mi nombre es Rebeca—
—¡Gracias doctora! Es que me gusta saber el nombre de mis futuras victimas— comenta mientras le muestro una perturbadora sonrisa a Rebeca.
Rebeca que no ponía en dudas de sus quinces años de experiencia, ni se inmuta, al contrario le responde con una sonrisa cálida y radiantes.
Rebeca, —¿me puedes contar como todo ocurrió señorita Margaret? —
—Por supuesto, Rebeca— aún mostrando aquella sonrisa macabra.Había dejado mi posición de cuclillas arriba de la silla por una más cómoda y relajada. Luego empiezo a contarle…
—Todo comenzó en el jardín de niños, donde solía jugar con Alexia—. Me interrumpe Rebeca.
Rebeca, —¿Alexia era tu amiga?—
—¡Claro!, la única y verdadera amiga que tuve—
—Estaba dibujando un hermoso dibujo donde mi padre golpeaba a mi madre hasta que ella sangraba— apretaba fuertemente el puño que no tenía el lápiz.
Rebeca, —¿nunca le dijiste nada a nadie?—
—¿Estas loca?. Mi padre me hubiera matado, yo solo era una niña para ese entonces—
Rebeca, que ironía que me pregunte que si estoy loca, pensó Rebeca. —continúa Margaret—
¿? —¡oye! ¿Por qué ese chico golpea a esa chica?— me preguntaba Jef, el chico que quedaría locamente enamorada.
Alzando mis pequeños hombros solo me limito a decir… —¿No sé?, supongo que es por beber ese asqueroso líquido caliente—. Probé el alcohol un día cuando mi padre dejó su botella arriba de la mesa. Y yo como toda una niña curiosa quería saber por qué ese líquido hacía que mi padre se volviera demente.
Así que lo probé, solo fue un pequeño sorbo pero bastó para que yo arrugara la cara por el mal sabor que tenía, sentía como si hubiera bebido agua hirviendo, percibía como ese líquido bajaba de mi faringe a mi esófago para terminar en mi estómago.
Cerré la botella y la deje donde estaba y subí a mi habitación, para cepillar mis dientes a ver si podía separar el mal sabor de mi boca. Le cuento a Jef.
Jef, —es sencillo solo debe de dejar de beberlo ¿no?— comentaba mientras alzaba y volteaba ambas manos a la altura de su pecho.
—También pensé eso, pero él dice que ese líquido es lo único que en esta vida lo hace feliz—
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La Vida Retorcida de Margaret
Phiêu lưuMargaret tuvo una niñez difícil y por el pasado cometió algunas acciones que la llevaron a un manicomio y Rebeca (su terapeuta o doctora). Rebeca trata de comprenderla. Margaret le hablara de su pasado mientras también cuenta su vida dentro del mani...