*truuuup*, ese era el sonido que hacían las macanas de los guardias a pasarlas por los barrotes de hierros que nos separaban. En resumida cuentas eso quería decir que tenía que ir a la pared y quedarme frente a está, para ser llevada a la oficina de la doctora Rebeca.
Cuando llegamos Rebeca ya me estaba esperando en su oficina. Los guardias prosiguieron a sentarme en la silla. Ya estando ahí, Rebeca me saluda con su cara de hipócrita, como se ve que odia su trabajo, solo con el hecho de que tiene que hablar con cientos de dementes que hacen lo que sea y que muchos hacen sus necesidades en sus pijamas o ese pensaba yo, la verdad ni yo misma se en lo que estoy pensando.
Suerte para ella que no somos así, -¿verdad Alexia?, ¿Alexia?... ¿Hoy no contestas?-
Eso era lo que me enojaba de mi amiga Alexia. Que a veces me contesta y en otras no.
Rebeca,-¿se pelearon tu y Alexia?-
-¡No!, solo que ella a veces no responde-
Rebeca, -espero que solucionen sus conflictos-
-Ya después me hablara- menciono mientras miro hacia la venta, la verdad que tengo muchos sin salir, ni si quiera recuerdo como era la entrada de este lugar.
Alexia, -¿Cómo lo recordarás?, si cuando te trajeron, viniste con los ojos vendados y adentro de una camioneta-
-¡Alexiaaa!, volviste-
Rebeca, -veo que tu amiga volvió, ¿ella era la amiga que siempre tuviste?-
-De hecho no, es la única que yo considero una amiga. La otra que tuve me traiciono- le digo a Rebeca mirándola directamente a los ojos.
Rebeca, -¿me puedes contar más de la historia hoy, señorita Margaret?-
-Si me recuerdas por donde la dejé, sí-
Rebeca, -por supuesto que si, Margaret. Te quedaste donde ibas a la universidad-
-¿Cómo olvidar esos días?, tan tristes, dolorosos y obscuros- empecé a relatar.
Cuando asistía a la universidad conocí una chica, bastante guapa la verdad. Era de pelo negro largo, algo rizado, tenía un cuerpo muy hermoso no muy extravagante pero se le notaban sus atributos, con unos lindos ojos color canela. En comparación a ella parecía muñeca de trapo. Su nombre era Mariam.
Nos conocimos gracias a mi sueldo en el celular que nunca gastaba ya que no tenía amigos y no llamaba a mi padre para nada
Mariam, -Oye, me puedes prestar tu celular, es para llamar a mi padre, para que no me venga a buscar. Iré a una fiesta hoy-
Solo asentí y le preste mi celular. Ella hablo como por media hora, cosa que no me molestaba ya que como le dije no gastaba mi sueldo de mi teléfono.
Mariam, -lo siento, creo que me excedí-
-No te preocupes no gasto mi sueldo-
Mariam, -que descortés de mi parte, no me he presentando. Mi nombre es María y ¿el tuyo?-
-Margaret Jhonson-
Mariam, -bonito nombre, pero si me hablaras no usaremos modalidades, las odios-
Mariam al terminar de hablar se ríe por lo que ella dice, intuyo que me debo de reír también. Así que eso hice.
Nos despedimos, así que fui al aula que me tocaba. Después de dar muchas vueltas pude encontrar mi aula y para mi grata sorpresa me encontré con Mariam. Me sonrió y tocó varias veces la silla que le quedaba al lado.
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La Vida Retorcida de Margaret
PertualanganMargaret tuvo una niñez difícil y por el pasado cometió algunas acciones que la llevaron a un manicomio y Rebeca (su terapeuta o doctora). Rebeca trata de comprenderla. Margaret le hablara de su pasado mientras también cuenta su vida dentro del mani...