☹;; 𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐥𝐞𝐬

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Sábado 3:30 a.m.

"—¿No vas a decir nada? Estoy renunciado a ti—, el silencio reino el lugar, nadie sabía que decir, Volkov con la mirada perdida en el suelo con un gran nudo en la garganta, y Horacio con un entrecejo fruncido mostrando en sus ojos el asco que estaba sintiendo ahora mismo —, no entiendo el porque me enamore de ti, si solo eres un maldito gilipollas."

Despertó con sus ojos llorosos y un nudo en la garganta. Ese recuerdo le atormentaba, lo seguía a todos lados, aunque ya haya pasado una semana se sentía como si fuera ese día.

Agarró su móvil y le marco a Greco, Tal vez, solo tal vez le podría ayudar, y poco le importaba que fuera de madrugada.

Sábado 4:00 a.m.

Greco se encontraba allí, sentado en el sofá acariciando los cabellos plateados de Volkov, el cual estaba recargado sobre sus piernas mientras sus mejillas estaban siendo empapadas por una cáscara de lágrimas.

—¿Quieras hablar?— preguntó Greco, el otro individuo asintió —, ¿qué te ocurre? —, Volkov levantó su cabeza de las piernas de greco para mirarlo a los ojos.

Los ojos de azul claro de Volkov ya no contaban con su característico brillo, ahora estaban apagados eh hinchados.

Si hay que definirlos con una palabra sería dolidos. Aunque sus ojos no eran los únicos que sentían eso, sino también su alma y corazón.

—Lo perdí— dijo con un hilo de voz que salía de su garganta.

—¿A quien?—.

—Ah todos— miró el suelo mientras que sus manos limpiaban las lágrimas que salían de sus ojos —, a Ivanov, a torrente, y...—.

—¿Y?— dijo con tranquilidad mirando a su amigo.

—Y a Horacio—, otra vez sus lágrimas caían, mientras que sus manos apretaban la sudadera que llevaba para dormir —, perdí al único chico al que le importaba todas las mierdas que hacía, lo perdí por mi idiotez, y ahora el esta con alguien mucho mejor.

—Dices que si amas a alguien y esa persona es feliz con otro, lo mejor es dejarlo ir —, hablo con calma el de barba.

—Si, pero...— apretó sus labios — no sé cómo. No sé cómo dejarlo.

—¿Pero tú no eras el primero en querer que se alejara de ti?—, puso su mano sobre la espalda del ruso—, ¿como mierda no vas a saber dejarlo?.

—Lo rechace para en un futuro no estuviera triste y borracho—, mencionó Volkov.

—¿Así cómo estás ahora mismo?—, Volkov le volvió a ver —, ¿No te has olido ni visto en un espejo, verdad? Ahora mismo hueles alcohol y llorando. Quisiste evitar este futuro rechazándolo y mírate, llorando —, Greco tenía razón, y Volkov lo aceptaba y eso lo hacía sentirse  peor —, evitar tus miedos no hará que nunca te enfrentes a ellos.