El corazón le latía tan fuerte como si estuviera a punto de tirarse en paracaídas. No es algo que hubiera hecho, pero suponía que tendría una sensación muy parecida. La cuestión es que no estaba acostumbrada a hacer algo como aquello. Aunque al miedo lo acompañaba cierta curiosidad y emoción.
Había planeado aquel día con mucha anticipación. Desde que había visto aquel anuncio, había sentido que tenía que ir. Se había asegurado de que su amiga podría acompañarla y había averiguado los horarios del bus para ver si coincidían con el inicio y el final del evento.
"Presentación de talentos" informaba el folleto que en ese momento estaba sobre la mesa. Las letras naranjas fluorescentes habían capturado su atención desde un primer momento y cuando leyó el resto de la información, supo que debía ir. Cena, música, poesía y actuaciones... El plan perfecto, hasta la llegada de aquel mensaje.
"Fio, acaba de llamar mi hermano, debo cuidar a mis sobrinos de urgencia. No podré acompañarte pero si quieres ven a pasar la noche a casa... Me siento fatal por cancelarte así."
Su corazón seguía latiendo y con cada relectura, se aceleraba un poco más. Sentía una confusión muy grande en su interior. Le asustaba hacer ese viaje sola y mucho más, llegar allí sin compañía. No conocía el lugar y eso le preocupaba un poco más.
Su decisión normal hubiera sido aceptar la invitación de su amiga, pero en cuanto levantó la vista y se encontró con la ropa preparada para la tarde, no pudo hacerlo. Había algo que la frenaba ante esa opción y la arrastraba hacia el evento. Por mucho miedo que sentía, había algo que le decía que debía ir. Sea como sea.
Tomó aire y se dejó llevar por su intuición. Todo saldría bien. Todo estaba en orden. Debía confiar.
"No te preocupes, Luci. Iré al evento, luego te cuento."
Arrojó el celular a la cama y comenzó con los preparativos.
El corazón volvió a latirle cuando estaba subiendo la bus. Resistió, se aferró a la curiosidad y continuó con el plan.
Una vez que estuvo en viaje, se dejó llevar por el paisaje que le regalaba la ventanilla. Intentó no pensar demasiado, temía arrepentirse y que el miedo le jugara en contra. No logró alejarse mucho del sentimiento, pero al menos resistió hasta el final del viaje.
Una vez que llegó, sacó el folleto de la mochila y leyó la dirección por décima vez. El lugar estaba cerca, por suerte. Afuera hacía frío. A pesar de que la primavera estaba cerca, el invierno se negaba a abandonar su espacio. El día estaba nublado y soplaba un viento que hacía que todos cerraran sus camperas hasta arriba.
Tomó aire, ajustó su bufanda y encaminó hacia Cascada, el bar del evento.
Estaba a unos pocos metros cuando un sujeto llamó su atención. Venía de frente y con una guitarra colgada al hombro.
El viento sopló con más fuerza e hizo volar sus cabellos. Apresuró su paso para lograr entrar antes de que la despeinara por completo.
Se sorprendió al encontrar el lugar casi vacío. Había llegado con mucha anticipación, pero no se sorprendió. Estaba acostumbrada a que pasara aquello.
Miró el lugar intentando decidir qué hacer, cuando una mujer se acercó a ella.
—¡Hola! Bienvenida. ¿Vienes al evento?
—Hola, si... Es la primera vez que vengo.
—¿Vienen juntos? —preguntó mirando por arriba de su hombro.
Fiorella giró su cabeza y se encontró con el joven de la guitarra. Esbozó media sonrisa antes de negar.
Justo en ese momento, se acercó un hombre y con la mujer, les explicaron cosas sobre el evento.
—¿Participarás?
—No, yo no —dijo Fío que solo tenía intenciones de observar y retirarse.
—Yo si, me he anotado. Cantaré algo —contó el joven. Tenía una voz rasposa bastante peculiar.
El hombre continuó hablando con él y explicándole los pasos a seguir en el evento... y Fiorella aprovechó para observarlo. Estaba vestido de negro, con campera de cuero. Una leve barba cubría su rostro y en su ceja brillaba un piercing. Sus orejas también estaban perforadas.
—¿Tienes algún talento?
La pregunta la tomó por sorpresa y asintió de manera automática antes de aclarar que en realidad no lo sabía. Solía escribir versos, pero aún no se animaba a tomarlos como poesía.
—A ver si para el siguiente evento te animas a participar.
—Ojalá —sonrió a modo de compromiso. La verdad es que no se veía leyendo nada en público y mucho menos algo de su autoría.
Después de unos minutos, ambos organizadores se alejaron para continuar con los preparativos... Y Fío quedó a solas con el joven.
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Acordes de un amor efímero [Historia corta]
Romance"Tocó una canción que hablaba de los sueños y de los pequeños instantes que marcan tu porvenir. De miradas que frenan el rumbo y personas que te cambian la vida. De riesgos, de miedos superados y del tiempo... Tiempo que muchas veces se frena en la...