Andrew Smith
¿Qué demonios le pasaba a esta chica? Estaba ahogado literalmente a una en su sopa del almuerzo, debía decir que me ha impresionado.
Mire hacía atras y vi a mi padre sin saber que hacer, paso un segundo y Madison ya había soltado a la chica.
- Madison yo de verdad lo siento- Dijo la chica rubia con la cara y las gafas llenas de sopa.
- ¿Por qué te disculpas? -Hablo Madison con los ojos entre cerrados.
- Es lo más adecuado que debía hacer- dijo la rubia, bajando la mirada con lágrimas en los ojos.
- Se supone que es al revés- dijo ella con una ceja arqueada.
- Bien señorita James, limpiese y luego las veo a las dos en dirección -Dice mi padre mirandola con asco- Andrew acompaña a Madison a dirección.
Madison camina delante mío y puedo decir que me esta dando una muy buena vista. Nunca una chica me había atraído tanto como ella, y la verdad me da curiosidad de lo que puedo llegar a hacer con ella.
- ¡Hey! que ya hemos llegado-dice chasqueando la lengua- Se puede saber en que piensas.
Prefiero no responderle a lo que estaba pensando, y le hago una señal de mano para que pase a dirección. Ella solo rueda los ojos mientras entra.
Mi padre mira a Madison de una forma muy extraña. Una forma muy peculiar como si tuviera miedo de que en algún momento ella se rompiera.
- Señorita James me puede explicar lo que sucedió en el comedor -La rubia baja la mirada avergonzada. Mi padre no deja de mirarla como si le tuviera asco.
- Realmente ella no hizo nada yo la ahogue en el plato de sopa -Habla Madison recalcando la palabra ahogue.
La rubia baja la cabeza, con lágrimas en los ojos, mientras Madison la examina con la mirada.
- Señorita James, bien sabe que por cualquier error que cometa puede perder la beca, en verdad hay muchas personas que les gustaría entrar ha este colegio -dice- realmente no me importaría hecharla.
La rubia asiente bajando la mirada. Mi padre puede llegar a ser una persona sin escrúpulos, mis madres dicen que nunca fue así solo que el tomo malas decisiones en el pasado.
- Bien como ninguna de las dos me va ha decir que sucedió, las dos quedan suspendidas por tres días- dice mi padre mirando unos papeles.
Mi padre les ordena a que vallan a por sus cosas. Las mira salir de la oficina y regresa su mirada a mí.
- No quiero que digas nada sobre lo que viste el otro día -dice- no te conviene decirlo, nos metería en problemas a los dos.
- No dire nada -recalcó- pero aún no entiendo que tú teniendo tres esposas, tengas una amante.
- Éstan cosas que no se pueden explicar.
- Ellas no se merecen esto -y es verdad mis madres lo único que han hecho es darle amor a mi padre- pero algún día se van a enterar.
Nunca he hablado con mi familia sobre temas del colegio, o sobre como me fue en el entrenamiento de armas. Y estoy seguro de que ellas no me creerían si les digo sobre la infidelidad de mi padre.
Es mejor que lo sepan por si solas, esto no es un tema que me incumbe.
Madison Lawrence
Fui a recoger las cosas de mi taquilla, mientras pensaba en la actitud tan rara que había tenido la rubia en el despacho, me había dado cuenta de que era muy débil lloraba con demasiado facilidad y en cierta parte me molestaba.
-¡Hey! Espera espera -grita alguien, la rubia- Quisiera pedirte una disculpa por lo del comedor.
Si me pagaran por cada vez que esta chica ha pedido disculpas sin duda alguna sería millonaria.
- Se supone que yo debería disculparme contigo-digo con una ceja arqueada.
- Si arqueas demasiado la ceja se te podría quedar así -me dice rodando los ojos- a esto me refiero soy demasiado directa, y más cuando estoy nerviosa me da diarrea verbal.
Bien lo de diarrea verbal me lo he imaginado y me resulta un tanto desagradable.
- Lo que digas pero cállate -le digo, la gente parlanchina por alguna razón me causaba demasiado estrés.
- Es que....quisiera que me enseñaras a ser como tú -bien la diarrea verbal a regresado.
- ¿A que te refieres a ser como yo?-
- Es que vi la resistencia que pusiste cuando el director nos regaño, tu viste como me puse a llorar en cuanto me dirigío la palabra- dijo bajando la mirada.
- Rubia, no estuvo bien como te hablo el director, podrás ser becada y todo eso pero no debía decirte eso -dije- pero esta bien ven a mi casa mañana
Le pase un papelito donde decía mi dirección.
- Entonces....¿amigas?- dijo la rubia entusiasmado.
- Calma rubia, ya lo veremos- le dije con un guiño.
La rubia se acercó y me dio un abrazo, me quede estática por un momento pero luego le correspondí ella se alejo haciendo un moviento de mano. Eso me resultó demasiado raro.
Caminaba por uno de los bosques del pueblo, quedaba cerca de casa y además me facilitaba encontrar animales.
Uno en especial me llamó mucho la atención era una pequeña y adorable..... tarántula.
- Hola pequeñita tarántula... ¿cómo estás? Hoy hice una amiga -le dije sonriendo, mientras la dejaba en mi hombro- y en honor a ella te llamare gafas.
Seguido a esto, seguí mi camino por el bosque recolectando más animales.
Bueno por lo menos hice una casi amiga. La primera que he tenido en toda mi vida.
