#2

2.4K 295 124
                                    

No le cabía en la cabeza, no lograba procesar la información captada por sus ojos.

.— Venía a dejarle su bufanda, la habías dejado en mi departamento la vez que viniste a mi casa. Ya está limpia.

.— P-pues gracias, si quiere puede pasar a tomar un poco de vodka..— soltó sin pensar en lo último que había dicho, por un lado no se arrepentía, pero por otro lado, demasiado. Iba a llegar el doctor en cualquier momento, y Volkov seguía parado en la entrada.

.— No, gracias. Hoy me iré a descansar para disfrutar el día libre de mañana, usted también debería hacer lo mismo.— Dijo el de tes pálida, que hacía poner demasiado nervioso al mayor.

.— Está bien.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y empezó a sudar frío, el doctor estaba detrás de Volkov, con un rostro de confusión.

.— Buenas Horacio.— sonrió el tatuado, entrando al departamento sin previo aviso, pasando su mano por el hombro cálido del mayor, ignorando la presencia del contrario.

.— Bien, ya me voy Horacio, tenga una buena noche.— Volkov dedicó una sonrisa amistosa a Horacio, para después dirigirse al ascensor.

.— ¿Empezamos? .— Susurró Claudio al ver al de cresta cerrar torpemente la puerta de la habitación.

.— Como quieras, guapo.

— ...

Volkov, con Mika recostada en sus piernas, se encontraba tirado en su sofá viendo la televisión, pero al saber que no habría nada de su gusto, la apagó, volviendo al ambiente deprimente.

Estiró sus brazos y se acomodó en el sofá, mirando al techo. Si hubiera sabido que acabaría así en su casa, hubiera aceptado la petición de Horacio.

—...

.— Buen día, Horacio.— sonrió el tatuado, depositando un beso en la frente del contrario, haciendo que abriera sus ojos por completo y sonriera.

.— ¿Es usted un ángel?

.— Se podría decir que sí.— Rió Claudio, mirando enternecido a Horacio, que se frotaba los ojos a causa de estar recién despertando.

.— Claudio, ¿puedo pedirte algo?

.— Claro, dime.

.— ¿C-crees que podrías abrazarme? Lo sé, es tonto, pero- — fue silenciado repentinamente, ya que los cálidos y fornidos brazos del doctor estaban rodeando el cuerpo de Horacio, el cual fundió su cabeza en el pecho del contrario.

.— No pasa nada Horacio, puede pedirme lo que sea, mientras esté a mi alcance, lo haré. Aunque no entiendo el porqué se siente avergonzado por esto, después de lo que hicimos anoche.

Rieron nerviosos, como si no hubiera pasado nada, abrazados. Pasaron minutos, y ellos no decían ni una palabra. Sólo se dedicaban miradas tímidas y coquetas, como si fueran completos desconocidos.

Estaban adormecidos y estaban dispuestos a dormir otra vez, ya que la noche había sido agotadora, pero el fuerte sonido de un timbre los hizo espantarse.

Horacio se levantó a duras penas y se dirigió de mala gana hacia la puerta, para ver quién estaba a las 12 del día molestando en pleno descanso.

Al ver por el pequeño cristal circular, su tranquilidad se esfumó de inmediato, era Conway, junto a Volkov.

.— ¡Abre ya, capullo!

.— Cálmese Conway, ya abrirá.

.— Ay dios mío, ay dios mío.— decía Horacio en voz baja tapándose la boca, corriendo hacia la habitación.

.— ¿Quién es?

.— ¡Es el superintendente, junto a Volkov!

Claudio procedió a sentarse en la cama, con una sonrisa maliciosa. Él sabía perfectamente lo que estaba sucediendo.

Se vistió con su ropa de la noche anterior, acomodando cada pequeño detalle. Al terminar, estuvo dispuesto a recibir amablemente a las visitas.

.— Buenas, superintendente.

.— ¿Y tú quién coño eres?

.— Mi nombre es Claudio, más conocido como doctor muer-

.— No me cuentes tu vida, dile a Horacio que venga ahora ya, joder.

La mente de Viktor quedó en blanco, ¿qué hacía ese tipo en la casa de Horacio aún?

Sus pensamientos se esfumaron de un momento a otro, el de cresta venía corriendo hacia la entrada con una sonrisa en su rostro, lo que le causó al ruso una extraña sensación.

.— ¡Hola papá! Estaba en la ducha, ¿qué pasa?.— saludó Horacio, pasando de la presencia de Volkov.

.— No me llames así, joder. Hemos quedado de tomar unas copas hoy junto Greco y Volkov, si quieres venir con tu novio, me da igual.

.— ¿A qué hora? .— respondió el de cresta, con una sonrisa cálida en su rostro.

— ...

-

-

-

-

-

-

-

-

-

Venga ya, he vuelto después de un par de meses, puede que el capítulo esté corto, pero hace rato no escribo y lo peor es que quedó HORRIBLE. Así que eso, perdón por hacerlos esperar tanto y traer semejante mierda :(

Trataré de hacer otro capítulo, pero no digo nada, quizás me demoro tres meses más.

Pues eso, adiós, gracias por leer hasta aquí.










Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 17, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

fuiste tú - volkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora