No me olvides 《TiPo》KFP [Terminada]

Capítulo 3🥀

Sentí mi respiración detenerse y a mi corazón dando un horrible vuelco.

Retrocedí dos pasos.

Bajé la mirada al suelo y el mundo pareció relentizarse a mí alrededor.

Vi a Po acercándose a mí, tomó mis manos y me miró a los ojos con una radiante sonrisa en sus labios, pero yo aún no podía reaccionar.

La doctora entró al lugar junto con el resto del equipo, Grulla y Shifu me estiraron para sacarme del lugar.

Veía sus labios moverse pero no podía escuchar sus palabras.

-Él perdió la memoria- dije cuando por fin me fue posible articular las palabras

Ellos no se vieron sorprendidos, estaba claro que la doctora ya se los había dicho.

No esperé respuesta, me giré sobre mis talones y me dirigí a la salida pero alguien rápidamente se interpuso en mi camino.

-Sé lo que estás pensando y no lo apruebo- por fin escuché la voz de Shifu

-Esto ya no se trata de los aldeanos- dije irritada- Ya no se trata de los cinco furiosos y el Guerrero Dragón ¡Esto de trata de mí, rompiendo cada hueso de esos idiotas que se atrevieron a...!

-Tigresa- me interrumpió- Trata de razonar, estás herida y eso solo te podría y nos podría meter en más problemas, y además, creí que ya sabías lo que puede suceder si trabajas sola- alzó ligeramente una ceja

Sabía que tenía razón y por lo mismo cerré los ojos y apreté mis párpados.

-Yo....- hice una corta pausa- iré al palacio si no les molesta, no soporto estar aquí- mi mandíbula se tensó al decir aquello

Shifu asintió con la cabeza y se hizo a un lado cediéndome el paso.

Salí del hospital y dirigí mi andar hacia el palacio, tal y como dije que lo haría.

El viaje hasta allá fue largo y algo incómodo, sentía las miradas de todos sobre mí por mis heridas y me frustraba ver a esas felices parejas que parecían no tener ningún problema con la vida.

¿Por qué todos eran tan felices pero yo no podía serlo?

Al llegar a la cima, decidí sentarme en el último escalón, logrando así, tener el mejor panorama hacia el pueblo pero sin importar lo hermoso que pudiera ser, no podía arreglar lo fatal que había sido aquel día.

Mi vista se nubló y una lágrima bajó por mi mejilla secándose entre mi pelaje.

Ya no importaba todo el tiempo que había pasado sin llorar...

Se trataba de mi amigo y de como le arruiné la vida.

(...)

Desperté al día siguiente, pues no quería tener que ver el semblante de mis amigos cuando llegaran al palacio; o que ellos vieran el mío.

Como todos los días, salimos de nuestras habitaciones a saludar al maestro Shifu después de escuchar el Gong, pero mi atención se enfocó en un punto frente a mí y por lo tanto mi boca no se abrió para saludar.

Para mi suerte, Shifu no me llamó la atención, sabía que ver las puertas cerradas de la habitación de Po me dolía tanto como a él.

Seguidamente, nos dirigimos a desayunar y un tormentoso y duro silencio nos siguió en todo momento, no era normal, o al menos no lo fue cuando el panda llegó a nosotros.