Solo.
Duro.
Aterrador.Así se podría definir las emociones que el pequeño Gustabo sintió cuando sus padres le abandonaron. Tuvo que buscarse la vida siendo muy joven, hasta que se encontró con Horacio, quien por su parte, tampoco tenía la mejor vida. Desde el momento en el que se conocieron, no se volvieron a separar. El destino los había juntado por algo.
Gustabo aún habiendo sido siempre más bajo de altura que Horacio, era algo mayor que este. Por ello, Gustabo siempre sintió la necesidad de cuidar y proteger a el que se acabó convirtiendo en su hermano. Vendía lo que hiciese falta para ganar dinero, incluso llegaba a coger cosas de supermercados cuando no tenían suficientes recursos para alimentarse.
Así vivieron hasta que se metieron con quienes no debían. La banda más peligrosa de la que era su ciudad. Si les encontraban acabarían muertos, por lo que decidieron mudarse.
Sin dinero y con prisas, acabaron en la ciudad de Los Santos.
—Venga Horacio va, vístete con algo que no sea muy llamativo —dijo Gustabo mientras se ponía ropa discreta.
—Ala, ya estoy —dijo el de la cresta, mirándose al espejo con cara de aprobación.
—JODER HORACIO! Así llamas mucho la atención tío, nos van a pegar al final —se quejó mientras observaba el atuendo de su amigo.
Horacio se negó rotundamente a cambiarse, asi que salieron de allí para dirigirse al centro de trabajos.
Para empezar sin complicaciones y guiados por los consejos que les habían dado, escogieron el trabajo de basureros. Allí conocieron a Segismundo, quien del que al principio no se fiaban mucho, acabó siendo de las personas más leales en toda la ciudad.
Segismundo, Segis para los amigos, era un muchacho de Galicia. Con un aspecto un tanto peculiar y un carácter llamativo y gracioso.
—Venga hombre subid! —insistió Segismundo por tercera vez. Había abierto y conseguido arrancar un coche pero Horacio y Gustabo se negaban a entrar en un coche robado.
—No se yo eh Segis —le dijo Gustabo mientras se arrascaba la nuca indeciso.
—Yo no me fío mucho —admitió el de la cresta, cruzándose de brazos.
—Venga que van a venir los maderos pronto hombre! —exclamó el gallego con prisas. La policía recibía avisos de coches robados, cosa que el había hecho y teniendo en cuenta que no estaban lejos de la comisaría... La policía no tardaría en llegar.
Justo en el momento más oportuno, a lo lejos se empezaron a escuchar las sirenas de un coche de policía. Se encontrarían a unas calles y no tardarían en llegar. Los nervios de apoderaron de nuestro duo, por lo que ambos se subieron al coche con nerviosismo y miedo.
Las ruedas del coche hicieron un ruido horrorosamente alto y el coche salió disparados por las carreteras de la ciudad.
El coche de policía les seguía a lo lejos aunque cada vez se iba acercando más y más. Los oficiales del patrulla les gritaban que pararan el coche pero eso solo sirvió para que Segismundo acelerara, consiguiendo milagrosamente perderlos entre los callejones.
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Capítulo corto para empezar, sobre todo para meternos un poco en la historia. Intentaré actualizar más a menudo y gracias por leer 💗
Pronto más y mejor ;)
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Tuyo | Intenabo
FanfictionGustabo llegó junto a su mejor amigo Horacio a la ciudad de Los Santos para comenzar una nueva vida. Lo que el joven no sabía era que se acabaría enamorando y que tendría que luchar por su amor. El super intendente por su parte, acabaría dejando su...