.Prólogo.

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Todos sabían que si el dúo se separaba algo demasiado malo estaba ocurriendo, Gustabo nunca se separaba de Horacio, al igual que Horacio nunca se separaba de Gustabo, donde iba uno iba el otro, y eso nunca lo ibas a poder cambiar...

-¡Leonidas a la próxima responde antes capullo! ¡Eres un irresponsable, estamos en alerta roja para que vayas apagando la puta radio! ¡Si la vuelves ha apagarla, estás fuera, quedas avisado! -grito el intendente lleno de furia mientras observaba las calles de Los Santos, suspiro -. Gustabo y Horacio, manden sus 10-20 -dijo, pero pasaron segundos y no obtuvo respuesta -¿Es enserio? -suspiro resignado, ¿Por qué no podían contestar a la primera?

-Otros que no se enteran -dijo Volkov mientras giraba a la derecha por unas callejuelas de la ciudad.

-Es que son anormales -dijo agitado el superintendente -. ¿¡Haber anormales me podéis decir dónde coño están!? -de nuevo hubo silencio en la radio, Conway algo tenso dijo al conductor del patrulla -: Aparca ahí Volkov, quiero que llames a tu novio y le preguntes.

Este hizo caso, Conway se puso de conductor y siguieron patrullando mientras llamaban varias veces a Horacio, este no respondía -. Intendente no me lo coge, es raro Horacio siempre me coge el teléfono, deberías llamar a...

El intendente apretó incómodo el volante -. No responderá.

Entonces paso un día, un puñetero día desde que el dúo no daba presencia de vida en Los Santos, la ciudad estaba sumida en una tranquilidad preocupante, la ciudad estaba demasiado silenciosa y eso al cuerpo le llegaba hasta preocupar por lo que se les avecinaría.

-¡SUPERINTENDENTE! -grito Greco, el intendente lleno de furia camino hasta Greco dispuesto a gritarle, pero entonces enmudeció al ver a toda la malla observar la pantalla del ordenador consternados, y lo peor, ver a Volkov llorar a pleno pulmón.

¿Desde cuándo Volkov lloraba? ¿Desde cuándo ese hombre tenía sentimientos?

Entonces Conway supo que el grito no era por ninguna gilipollez, supo que algo grave había ocurrido.

Entre empujones e insultos se puso frente la pantalla del ordenador y reprodujo un vídeo, que ya de por sí, le daba mala espina.

En el vídeo se veía a Gustabo, estaba de rodillas con varias heridas en sus cara, tras de él estaba el secuestrador -. Oh... Conway...

-Superintendente para ti, capullo -dijo adolorido Gustabo. Conway sintió un dolor en su pecho, siempre le decía eso a Gustabo, siempre.

-¡Cállate de una puta vez! -grito apuntando la cabeza a Gustabo, este sonrió.

-¿Crees que te tengo miedo? ¡JA!

Conway maldigo el carácter que a veces llegaba a tener Gustabo.

-¡Su putita es demasiado hija de puta!

El vidrio hizo un corte seguido de grabar a Gustabo sin las bridas -. Matenme, pero deja a mi hermano, puede matarme, mi hermano no dirá nada...

-¿¡Qué mierdas dices!? -grito Horacio intentando romper las bridas que le impedían moverse.

-Trato -dijo apuntándole, este sonrió -. ¿Últimas palabras?

-Para mi no fue un error ni lo será -dijo con una sonrisa, él quito el seguro y una bala se retumbó por el almacén en el que el vídeo era gravado.

Pero la bala no fue para quien todos creían, no...

-¡HORACIO! -grito con todas sus fuerzas Gustabo. La bala se la había comido su hermano, su familia, su mitad, su vida, su todo.

El vídeo enfoca una vez más al cadáver de Horacio seguido de escucharse dos tiros más, haciendo que los gritos de Gustabo dejarán de oírse, el cámara enfoco al secuestrador barra asesino barra hijo de puta que Conway mataría con sus propias manos -. Este hijo de puta es un perro fiel Conway, lastima que lo haya matado, eh.

-¡Os declaro la guerra maderos de mierda! -gritaba el encapuchado -. ¡Pero sobretodo a Jack Conway! -la carcajada divertida del asesino resonó -. Podéis recoger esta mierda, no queremos está basura.

El vídeo se paró ahí, en ese momento compresión las lágrimas de Volkov, y comprendió las suyas.

"Para mi no fue un error" recordar sus palabras hicieron que su corazón llorara.

Para el tampoco había sido un error, solo estaba asustado, asustado de que esto mismo ocurriera.

...Entonces el dúo fue separado, haciendo que tiempos oscuros se avecinan en Los Santos, se metieron con los que no debían. Gustabo y Horacio fueron el indicio de una rebelión, de una guerra, todos sabían de la muerte de estos, eran odiados por muchos, pero amados por muchos otros...

Entonces Conway recordó las palabras de Gustabo "¡Daré mi vida por usted, si usted cae, yo caeré! ¿¡Me escucha!? ¡Yo entregaré mi vida sin miedo! ¡Mi vida es suya Conway!"

El superintendente se rompió frente toda la comisaría, ¿Qué mas iba ha hacer? ¡Su hijo y el capullo de Gustabo habían muerto! ¡Por su culpa! ¡Había perdido a una persona maravillosa por su orgullo!

...Por primera vez en mucho tiempo la ciudad de ella sentía enmudeció, la muerte del dúo estaba claro que desencadenaría demasiadas cosas...

Renacimiento. INTENABO. CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora