— ¿Crees que un cementerio es una buena opción para llevar a alguien en una cita?
— Umm, no lo sé, ¿depende de la persona? hay algunas personas que están encantadas con el tema de la muerte y esas cosas en general, supongo que, si fueran ellos, estaría bien. — Akashi asintió ligeramente, mirando su propia investigación en internet.
Los lugares más puntuados para tener una cita, fueron el cine, el parque de diversiones y los restaurantes preferiblemente de aspecto elegante y caro si se quería sorprender a su pareja (en este caso, las niñas, siempre fueron las niñas y Akashi quiere quejarse con quien sea que escriba estas cosas, porque, ¿qué pasa si es un niño al que se quiere impresionar? ¿funciona igual?), desde luego para Akashi ninguna de esas opciones es tan prometedora como un tranquilo paseo entre mil cadáveres y el aroma de las flores y el incienso.
Desearía poder llevar a Kouki al jardín de rosas de su madre, pero creía que era demasiado pronto para eso, porque Furihata no podría apreciar la verdadera belleza del jardín, no aún.
Algún día, sin embargo, lo haría y ellos dos podrían tomar el té y tener una larga charla sobre todo y nada, esa imagen se instaló en su mente y fue simplemente perfecto.
Deseó que ese "día" llegara pronto.
Escucho la risa de Kouki e involuntariamente sonrió.
— ¿Estás planeando invitar a alguien a una cita?
— No precisamente. Es solo que escuche a un senpai de mi club, decir que invitaría a una chica al cine para ver una película de terror.
— ¡Oh! ¿Por qué una película de terror? ¿Las niñas no prefieren películas románticas?
Akashi quería decir que no lo sabía y que no le importa saber eso.
Sabe que debería pensar en las chicas como todos sus compañeros, bueno, como Aomine, su as siempre llevaba en su mochila revistas con chicas demasiado maquilladas, producidas y artificiales.
Podría no tener ningún interés en ese tipo de mujeres, pero sus compañeras, eran, en su mayoría niñas lindas, caras bonitas, cabello suave y largo, movimientos delicados y femeninos que atraerían la mirada de cualquier niño, piernas largas y esbeltas, eran suaves y tenían voces tiernas, labios rosas, un aroma agradable, generalmente por el perfume o las cremas que utilizaban.
Pero Akashi nunca vio eso en ninguna niña, solo vio a una persona demasiado débil y frágil, vio un cuello perfecto para rebanar y la facilidad para engañar con palabras bonitas para llevarlas y nunca más verlas de nuevo.
Las niñas siempre fueron un blanco fácil para él.
— Bueno, ya sabes... él quiere... — Cerró sus labios.
— ¿Él quiere? — Kouki lo insto a seguir hablando luego de algunos segundos en completo silencio.
Porque finalmente comprendió las palabras de Aomine y Nijimura-senpai, es decir, antes los escucho sin interés, las palabras de Aomine fueron las mismas brutas y sin gracia, mientras que las de Nijimura-senpai fueron un poco más entendibles, pero siguió pensando que eran absurdas.
"Imagina esto, cuando las luces se apagan, la magia comienza. Porque las niñas son fáciles de asustar ¿bien? ¿Qué hace una niña cuando está asustada?"
"¿Grita y es molesta?"
"No, no esta vez. Ella buscará tu mano en la oscuridad y la sostendrá fuertemente, ella quizás va a llorar un poco, pero eso es adorable. Y si tienes suerte, si la película es demasiado aterradora, tal vez ella te abrazara."
"¿Bueno, entonces por qué no la lleva a un cementerio?"
Si querían que la niña se asustara, entonces un cementerio estaba en esa línea. No entendió del todo la mirada de Nijimura-senpai, Aomine o ese otro senpai de su equipo que, lo miraron como se mira a un niño pequeño que no comprende porque dos más dos es igual cuatro o por qué al combinar todos los colores de su plastilina no da como resultado un arcoíris, sino un color café muy parecido a la mierda.
Pero entonces, acaba de pensar en Kouki en lugar de esa niña y él en lugar de su senpai del equipo y fue como...
¡Oh, ahora veo el encanto!
Kouki tomando su mano.
Kouki temblando a su lado.
Kouki tratando de contener sus lágrimas, pero fallando en ello.
Kouki asustado y arrastrándolo a su lado para un fuerte abrazo.
Todo ello en la privacidad que la oscuridad en el cine te ofrece.
Y Akashi no puede evitar pensar en las cosas que podrían hacer y nadie se daría cuenta, podría acariciar su mejilla para limpiar sus lágrimas, podría besarlo, podría enterrar sus tijeras en la garganta del niño y huir antes de que nadie se dé cuenta, antes de que el propio Kouki en el estupor de su incredulidad, reaccione al dolor.
Por supuesto, no lo haría, nunca lastimaría a Kouki y mataría a quien quisiera lastimarlo.
— ¿Demostrar que no tiene miedo para impresionarla?
— ¡Oh, eso tiene sentido!
_____________
Después de la cena, Akashi se encuentra buscando en línea la taquilla del cine, buscando específicamente por las películas de terror que están en cartelera esta semana.
Con un par de clics, él obtiene los boletos.
Es irónico, piensa Akashi al leer la sinopsis de la película, la ficción posiblemente lo entiende mejor que nadie: El asesinato no se trata de lujuria y no se trata de violencia. Se trata de posesión. Cuando sientes el último aliento de vida que sale de tu víctima, te fijas en sus ojos. En algún punto, es ser Dios.
Akashi-san
9:10 p.m.
¿Quieres ir a ver una película el viernes?
Dolcezza.
9:10 p.m.
¡Por supuesto!
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Les gustaria un poco de KagaKuro o me sigo enfocando en estos dos?