Nombre.

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—Es la primera vez que me llamas, ¿finalmente me pedirás que asesine a alguien por ti? — Aunque no lo sabía, porque era algo que hacía inconscientemente, su voz e incluso su mirada se tornaría en suaves y cálidas cada vez que escuchaba al niño del otro lado de la línea. — O ¿es para deshacerse del cadáver?

Pero hoy, hoy fue el punto más alto en la forma que sonrió y sus ojos parecían destellar cuando vio el nombre del contacto en la pantalla de su teléfono celular.

Usualmente Akashi no tomaba las llamadas durante las prácticas o en las reuniones del consejo estudiantil, ni siquiera cuando es su padre quien lo llama, él piensa que es de mala educación interrumpir la práctica de todos o la acalorada discusión sobre el menú de la semana en la cafetería, si la pizza lo hará el viernes y el okonomiyaki el lunes o viceversa, sin embargo, la sopa de tofu es una presencia constante en el menú de toda la semana.

Todos saben, por supuesto, es el favorito de Akashi.

—Uhggg, sí, si pudieras asesinar a mi maestro de cálculo, ¡lo agradecería! — Akashi se ríe y es por ese extraño sonido que Midorima falla su tiro y Aomine no puede detener el pase de Kuroko, porque, en primer lugar, fue un pase terrible, Tetsu.

—¡Por supuesto! ¿Deseas añadir alguna manera en especial para asesinarlo? ¿O puedo elegirlo yo? — Dice Akashi y no puede evitar pensar en las personas detrás del mostrador cuando intentas simplemente conseguir un café y pides exactamente eso: solo un café, preciso y conciso, solo un jodido café, y aun así te llueven preguntas sobre si deseas añadir leche al café, azúcar o si quieres tomar la promoción del día de una dona glaseada por 50 yenes más.

Akashi tiene que frenar su deseo asesino cada vez que eso sucede.

Y aquí está, haciendo exactamente eso, excepto que Akashi no puede esperar al final del turno de la persona que lo exaspero y clavar sus tijeras en su garganta.

—¡Solo torturarlo con ecuaciones! — Akashi asiente sonriendo, él puede hacer eso. — Pero, incluso si lo asesinas a él, vendrá otro después.

—Puedo asesinarlo a él también. — Si Kouki quiere, si es lo que lo hará feliz.

—¡Está bien, a pesar de todo es mi maestro favorito! — El silencio abrupto hace que Akashi despegue el teléfono de su oído, temiendo que la llamada se haya cortado, espera que sea eso y no que Kouki colgara, ¿por qué lo haría cuando fue él quien llamó?

—¿Kouki?

—¡Uhm, lo siento! Solo me preguntaba... — Su voz tímida fue un deleite, acaricio ese sonido y cerró sus ojos, imaginando al niño con las mejillas rojas mientras sostiene el teléfono con ambas manos y mira al piso avergonzado. — ¿Te estoy molestando?

—No. — Respondió de inmediato. — Si eres tú, puedes llamarme cuando quieras. — En cualquier momento, responderá, en clases, en la práctica (como ahora), en la reunión del comité escolar, cuando discute con su padre, a media noche, a las tres de la madrugada, o cuando está caminado detrás de su víctima aterrorizada que se arrastra por el piso rogando que no lo asesine. — No eres molestó, nunca pensé eso, te habría asesinado si pensara eso en primer lugar.

Kouki se ríe y la sonrisa de Akashi parece resplandecer de nuevo.

Mirando al frente se dio cuenta de que todos estaban mirándolo con incredulidad y sorpresa, su capitán ni siquiera le había dicho que dejara el teléfono a un lado y volviera a las prácticas y Murasakibara no lamento el maibu que cayó de su boca (porque aún no se daba cuenta, Akashi solo espera que nadie esté cerca del niño cuando lo haga), incluso Haisaki dejó de discutir con Kise, en aras de mirarlo, mientras procesaba toda la información que podía conseguir.

Número privado. |AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora