Happy Girls »h.s au«

Capítulo 2

HARRY

Desde muy pequeño siempre tuve las cosas muy claras, quería ser artista. Yo era una bomba de creatividad, color y vida. Mi preferencia nunca fue el fútbol o algún deporte, tampoco ver la televisión o jugar con la play station, fue el arte.

Cuando descubrí los colores recuerdo sentirme el rey del mundo, estaba todo el día dibujando y pintando por mi propia cuenta. Después aprendí a leer y a escribir, sumergiéndome en mundos inimaginables. En poco, en mi pequeña burbuja entró también la música. Esos fueron mis pilares, los que me hicieron ser lo que soy ahora.

No soy una persona con mucha vida social pero tengo los amigos justos a los que no suelo ver con mucha frecuencia ya que tiendo estar en mi mundo. Me dedico a componer, cantar, leer y pintar.

Hoy por la mañana después de despertarme me hago mi café diario con una nube de leche. Sigo sin acabar la canción que estoy componiendo, o al menos intentándolo, y eso me frustra demasiado. Me encuentro enfrente de un papel a medio escribir lleno de tachones con un lápiz que mordía inquietamente, no aguanto esta presión que, irónicamente me la impongo yo a mí mismo.

Suelto un bufido y me voy a mi habitación a ponerme algo de ropa, al poco salgo al balcón con la guitarra en mis manos. Miro al horizonte, suelto un suspiro, cuento mentalmente hasta tres y comienzo a cantar lo único que tenía escrito de la canción.

Cuando me encuentro por el estribillo empiezo a tener la sensación de que me observan, ya me ha pasado en otras ocasiones pues, no es muy normal ver a un chico cantando a estas horas en su balcón como si le fuera la vida en ello, pero esta vez se siente diferente. Paro de cantar y empiezo a mirar a todos los lados, buscando la mirada que tanto me está incomodando de alguna forma, hasta que me topo con ella.

En el césped del parque de enfrente de mi casa se encuentra una chica de unos 15 o 16 años que me mira con el ceño fruncido, la boca entreabierta y claramente sorprendida. 

Nos quedamos unos segundos más mirándonos, me fijo en ella con más detenimiento, tiene el pelo muy negro y sus ojos son color café oscuro, tanto que incluso podrían parecer tener una tonalidad prácticamente tan azabache como el carbón a simple vista. No es una belleza que se note a simple vista, pero cuánto más la miro más me llama la atención y más mona me parece.

La chica aparta la mirada, rápidamente mira hacia el suelo, pasado un momento levanta su brazo izquierdo y mira su muñeca pero la baja en menos de un segundo. Al principio no entiendo por qué ha hecho eso, pero después caigo en la cuenta de que parecía haber dormido en el césped toda la noche (un hecho algo raro y extraño, normalmente a las personas nos gusta dormir en nuestra cama), por lo que seguramente ella no tiene ni idea de qué hora es ahora mismo. No sé que me pasa pero en menos de lo que canta un gallo me encuentro mirando ese objeto circular que cuelga en mi pared marcando segundos, minutos y horas.

Cuando salgo de nuevo al balcón dispuesto a decirla cuál era el instante en el que nos encontramos la morena está hablando con mi vecino de abajo. Creo que se llama Hunter, que yo recuerde nunca he hablado con él a excepción de saludarnos, pero parece un tipo agradable. No sé que la estará diciendo porque su cara refleja distintos estados a lo largo de la conversación, mi favorito es el de felicidad, porque comienza a reírse y su risa es tan fresca, natural, inspiradora... pero después de que acaban ella le sigue y se meten en su casa, estoy muy intrigado sobre qué ha podido pasar, pero ese sentimiento es pasajero ya que de repente algo me viene.

Entro rápidamente al interior, me siento sin perder el tiempo, cojo el lápiz y empiezo a escribir como loco en el papel, mientras lo hago estoy seguro de que podré acabar la canción hoy con un poco de suerte.

Sigo escribiendo, doy gracias al destino por haberme empujado a salir a mi balcón a cantar, ya que estoy seguro de que al ver a esa chica y la forma con la que reflejaba los sentimientos su cara (por razones desconocidas para mí) han hecho que me haya venido la inspiración desaparecida.