Capítulo 3: Todo Cambió

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Todo Cambió

[...]

Cuando te vi

De blanco y negro, a color me convertí

Y fue tan fácil

Quererte tanto

Algo que no imaginaba

Fui a entregarte mi amor con una mirada

El universo escribió que fueras para mi

[...]

Fui a perderme en tu amor

Simplemente pasó

Y todo tuya ya soy

[...]

*(Camila. Todo cambio)

ooOoo

Para Mariana las despedidas, antes de las bodas siempre eran iguales.

Fiestas llenas de hombre y mujeres de diversas edades que necesitaban un poco de acción y pasión en la monotonía de la vida, personas deseosas de cumplir fantasías que no tenían en sus hogares o en sus propias relaciones o aquellas que no tenían ninguna relación en la cual explotar la pasión que guardaban dentro de ellas.

Habían dos tipos de eventos, los exclusivos para hombres y los exclusivos para mujeres. En los dos casos eran situaciones similares, sin embargo, a los primeros siempre iba acompañada, muchas veces esos escalaban a niveles donde se atentaba contra la seguridad de las bailarinas, pero hasta cierto modo ese tipo de reacciones se esperaban. En las despedidas donde en su mayoría eran mujeres, esas daban sorpresas, porque podían caer en momentos de diversión en base a bromas o porque realmente la querían ahí.

Eran los tipos de eventos a los que asistían mujeres que iban desde jóvenes risueñas por disfrutar la vida hasta mujeres adultas llenas de experiencias. Mujeres tímidas que evitaban observar algo más de la debido tratando de taparse los ojos con sus manos o detrás de amigas u otros objetos, mujeres que trataban de salir corriendo del lugar para no caer en la tentación, mujeres extrovertidas de aquellas que saben lo que quieren tocar, sentir y disfrutar sin pudor alguno, hasta las pragmáticas, las que aprovechaban la situación por muy embarazoso que fuera el encuentro para ellas, o las que les daba vergüenza que las vieran en esas situaciones, y a pesar de no querer que las tocaran o de tocar se prestaban para los juegos y los movimientos en los cuales las personas como Mariana las podían engatusar; y había una larga lista de mujeres que habían disfrutado con su baile y también de ella, las conocía a todas, tanto dentro como fuera de los bailes o de sus propias camas.

Las novias eran otro caso, las que disfrutaban de un último revolcón antes de casarse, las que querían experimentar algo nuevo, las que accedían a algo más involucrando al futuro marido, las que a pesar de hacer todo lo que fuera de su parte no se prestaban para algo indebido o fuera de lugar, o las que se sonrojaban y se avergonzaban pero disfrutaban de la situación sin caer en excesos. Y en casos extremos novias que evitaban cualquier roce por temor a reprimendas de novios o novias celosas.

Al principio para Mariana había sido interesante, divertido y una forma fácil de ganar dinero, los últimos 6 años quitarse la ropa ante mujeres y hombres deseosos de un poco de adrenalina sexual la habían librado del hambre y del frío, enseñándole cosas que ella o la mayoría de las personas solo soñarían en tener.

Su vida no había sido sencilla y si lo había sido antes del accidente, no lo recordaba.

Despertar sola, rodeado de médicos y aparatos que no conocía, no había sido fácil para ella o para ninguna persona en su posición. Había tardado dos meses inconsciente, sin familiares, amigos o conocidos que la rodearan, nadie había preguntado por ella para saber quién era o a que se dedicaba. No tenía identificación o algún indicio de saber quién era, de eso hacía casi siete años.

Desnuda tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora