Capítulo 2

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El suspiro de su caballo se pudo notar al salir el aire por sus fosas nasales y ser alumbrado por los faros del quad. Él miró al conductor, quien se levantó la visera de su casco para que pudiera ver quién era.

Chanyeol.

En seguida clavó sus talones un poco más atrás de la tripa del caballo para darle a entender de que tenía que salir al galope. Se levantó de la silla de montar para indicar que fuera todo lo rápido que pudiera. De fondo, oía el quad rugir detrás de ellos.











***











El corazón de Chanyeol parecía a punto de salir de su pecho. Los guardias le habían obligado a sentarse en una silla fría y dura que además le sujetaba la cabeza con un suplemento que había en el respaldo. Su cuerpo se agitaba en pequeños temblores esporádicos provocados por la pelea de hacía tan solo unos pocos minutos. De alguna forma, su contrincante había dado en los puntos correctos para dejar sus músculos agitados e incontrolables y, aunque no estuviera atado a aquella silla, él no podría dar dos pasos sin caerse al suelo.

Las personas con las batas de científicos entraron a la sala donde él estaba, siendo seguidos por el chico nuevo delgaducho. Chanyeol abrió los ojos, aún su vista seguía borrosa pero le reconocería al instante por su tamaño.

¿Qué hacía él aquí?

Un foco fue encendido delante de sus ojos, cegandole y obligándole a cerrar los ojos de la intensidad de la luz. Para cuando consiguió abrirlos después de muchos parpadeos, el delgaducho había desaparecido de allí. Aunque en ese momento eso no le importó. Toda su atención se centró en la aguja que sostenia uno de los científicos.

Tragó saliva e intentó agitarse pero era imposible. Sus brazos, piernas y cabeza estaban atrapadas a la silla y no tenía fuerza para conseguir liberarse. Si estuviera en todos sus sentidos, tal vez conseguiría romper la silla de algún modo.

El pinchazo fue inevitable. Y él solo pudo observar impotente como el espeso líquido rojo se introducía dentro de su cuerpo. El dolor no tardó en aparecer.

Era horrible. Sentía que se ahogaba, que a sus pulmones no llegaba ni una pizca de aire, sin embargo no llegaba a morir asfixiado. Su cuerpo se calentaba hasta tal punto en que pensaba que se autocalcinaria, pero de nuevo, no llegaba a morir. La sangre en sus venas se cristalizaba y llegaba a arañar todo su organismo por dentro al avanzar dificultosamente por él. Era una auténtica tortura de un dolor insoportable que duraba horas y del que no podías hacer nada. Te faltaban solo 5 minutos sintiendo aquello para que prefirieras morir en el campo de combate que seguir viviendo pero en aquella silla.

Y por desgracia para Chanyeol, aquel insoportable dolor ya lo habia sentido anteriormente.











***











Nunca sabes cuánto tiempo exacto pasas en aquella silla, sufriendo sin poder hacer nada, pero nunca ves el final hasta que de golpe te despiertas en la habitación que te han asignado, en la cama individual de colchón duro. Al menos debía agradecer que las sábana siempre olían a limpio y eran suaves, algo que reconfortaba a todo su cuerpo que se sentía como si le hubieran atropellado repetidas veces.

Para cuando quiso darse cuenta, ya era la hora de la cena del lunes, por lo que se había tirado todo el fin de semana o en aquella silla o durmiendo. Esperaba que hubiera sido lo segundo, para su salud mental.

Al entrar al comedor, el jaleo de voces habitual se quedó apagado y reinó el silencio mientras todos sus compañeros le observaban atentos. Chanyeol se había consagrado una reputación muy importante allí. El número en sus placas indicaban, de alguna manera, cuánto tiempo llevabas allí dentro. A menor es el número, más tiempo llevabas. Él había peleado en demasiados combates y había ganado a todos, o más bien, a casi todos. Sus compañeros le tenían respeto, no solo porque él era fuerte, sino porque sabía que, si alguna vez les tocaba combatir contra él, ellos terminarían muertos en apenas unos minutos y sin sentir el dolor abismal de la silla.

FIGHTER ( CHANBAEK )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora