PENÉLOPE
Una vez arreglada y vestida salgo de la residencia y me dirijo a coger un autobús para llegar a la universidad : The University of Law de Londres. El día de hoy he decidido adoptar una vestimenta formal pero tampoco demasiado exagerado. De esta manera, llevo un vestido a la altura de la rodilla de color azul con una chaqueta negra y unos botines altos con tacon. Sencilla pero elegante. Quiero causar buena impresión.
Una vez en la Universidad, paso a buscar la que será mi aula durante la duración de mi formación. Sin embargo en el proceso para la consecución de mi objetivo, choco con alguien de frente y caigo al suelo junto con todas mis cosas.
Me preparo para echar una buena reprimenda a la persona tan descarada y despreocupada que prácticamente se ha estrellado contra mi cuando alzo la vista y lo veo. Un chico, bueno, más bien un hombre, de no más calculo treinta años se encuentra mirándome con aire de preocupación.
- Estas bien? – me pregunta.
En ese preciso instante es cuando me fijo es su rostro, madre mía, que guapo es. Su pelo es castaño oscuro, liso; aunque no del todo, su rostro es bonito, tiene los ojos de un verde muy intenso con unas pequeñas motas amarillas apenas perceptibles. Su nariz es pequeña pero picado y sus labios son definitivamente perfectos, se encuentran entre abiertos a la espera de que responda.
- Oye, te encuentras bien?- vuelve a preguntar con inquietud.
Es entonces cuando mi cerebro, y por supuesto, todo mi cuerpo, deciden reaccionar.
- Eh? Sí! Sí, si estoy bien, solo he quedado un poco descolocada por la caída- respondo rápidamente, un poco avergonzada.
- Lo siento de verdad, llevaba un poco de prisas y no he debido de mirar con claridad- se disculpa con mirada algo nerviosa.
- No te preocupes, yo también llevaba prisas- me fijo en su mirada que no deja de examinar todo mi rostro con intensidad.
- De acuerdo, pues de verdad que lo siento, por cierto, me llamo Alexander- dice ofreciéndome su mano.
- Oh- respondo mientras cojo su mano y le devuelvo el gesto.
Un placer yo me llamo Penélope- digo un poco ruborizada.
Tras una última mirada, el hombre, bueno ahora Alexander, me observa con una sonrisa y se marcha.
Una vez me he recompuesto de tan extraño e inesperado momento , procedo a dirigirme al aula 315, dentro de la cual se llevara a cabo una reunión de presentación del Máster y todo lo que este implicará.
Posteriormente, ya sentada, saco mi ordenador y empiezo a organizar un poco todo, cuando noto que alguien se sienta a mi lado. Al girarme, veo a una chica que me mira con interés. De repente, comienza a dirigirse a mi.
- Hola! – dice con una alegría bastante notable para ser las ocho en punto de la mañana de un Lunes.
- Hola- respondo con una sonrisa un poco cohibida.
- Me llamo Melanie y tu?- sigue preguntando con esa sonrisa que no le cabe en el rostro.
- Penélope, también vas a recibir el máster en Abogacía Internacional?- pregunto para no parecer tan sosa en comparación a esta enérgica chica.
- Sí! Termine mi carrera el año pasado y decidí apuntarme a este master para terminar mi formación y adquirir un poco más de experiencia. Soy de Italia y tu?- me mira expectante.
- De España- respondo rápidamente.
- Vaya! O sea que además de ser compañeras de clases, somos vecinas! Estoy segura de que vamos a ser buenas amigas Pe.- dice con una sonrisa.
- Pe? – pregunto extrañada
- Sí, es el nuevo mote que he decidido ponerte. Espero que no te moleste. No te molesta verdad?- me mira
- No, no me importa-respondo con una sonrisa, y evito mencionar que ese mismo es el mote cariñoso que mi padre tiene para mi.
De repente escucho como la puerta se cierra, al mirar al frente veo un total de diez sillas de los que supongo serán nuestros docentes durante la duración del máster. Todos comienzan a sentarse, y no es hasta que empieza a hablar el Decano de la Universidad cuando me percato de la persona que se encuentra sentada a su izquierda. Creo que en ese momento mi cara paso de color natural a blanco en un microsegundo. Tierra trágame, pensé.
- Buenos días a todos, me gustaría presentaros a la persona encargada de la gestión principal de este máster. Se llama Alexander, tiene veintiocho años y va a ser quién se encargue de asegurar que todos adquirís los conocimientos necesarios para convertiros en unos auténticos licenciados en Abogacía internacional- termina diciendo con una sonrisa.
- Bueno, bueno, no hace falte que me halagues tanto- responde con una sonrisa despreocupada, nada que ver con la cara de preocupación que antes dedico a mi rostro.
- Como ha dicho el decano, este año yo seré el encargado de vuestra formación, espero que os sea leve y que por supuesto disfrutéis de mi enseñanza.- termina diciendo con una sonrisa.
Cuando finaliza, escucho alrededor de diez suspiros ahogados de una cuantas chicas a mi alrededor. Ruedo los ojos pero lo entiendo, Alexander es un tipo realmente atractivo.
- Oye, que te pasa? Parece que has visto un fantasma- pregunta mi compañera.
- Nada no me pasa nada-respondo rápidamente cuando me doy cuenta de que Alexander acaba de fijar sus ojos en mi y me mira con confusión.
Al igual que yo, al principio parece desconcertado, luego sorprendido, para finalmente volver a adoptar esa posición despreocupada que anteriormente le caracterizaba y seguir respondiendo a todas las preguntas que le realizan.
Una vez finaliza la reunión, ya tengo toda la información que necesito saber. Las clases de master serán de lunes a jueves, mañanas y tardes es horas divididas. El día de mañana comenzarán las clases con el ritmo previsto, el resto del día de hoy queda libre para conocer las instalaciones y adaptarnos.
Al salir por la puerta, noto que me miran y veo que Alezander se encuentra a la izquierda de la puerta de salida hablando con un alumno del master. Como puedo, salgo apresuradamente sin mirar atrás presa de la vergüenza que siento por culpa de ese inoportuno encontronazo de antes.
Al momento noto una presencia a mi lado.
- Oye! No pensabas esperarme o que?- Pregunta Natalie con cara de enfado aunque no mucho.
- Eh, sí, lo siento, no me he dado cuenta- respondí un poco ruborizada.
- Que rara eres Pe, bueno, vamos a la cafetería anda, que mi cuerpo necesita un poco de cafeína para funcionar.- dice con una sonrisa.
Al llegar a la cafetería Natalie se sienta en unas mesas al final y me encomienda a mi la terea de buscar los cafés y algún aperitivo de paso, que detalle. Una vez en la barra, me dispongo a pagar cuando escucho una voz.
- Vaya, que día de coincidencias no?- escucho a alguien decir.
Me giro y veo a Alexander mirándome con una sonrisa. Lo repito de nuevo, tierra trágame. Creo que este día no puede ser peor.
- Eh, si, hola- respondo un poco incómoda una vez sé que el que ahora tengo en frente no es otro sino mi profesor durante el próximo año.
- Siento lo de antes de nuevo, y bueno- se rasca el cuello con incomodidad. Ahora que se que vas a ser mi alumna durante este tiempo quería presentarme formalmente-dice con una sonrisa radiante.
- Claro, lo entiendo perfectamente, si me disculpa, debo volver, me están esperando- digo atropelladamente antes de salir de allí.
- Te veo el Lunes Penélope- escucho sutilmente, prácticamente en un susurro.
ESTÁS LEYENDO
Atrévete, Arriésgate.
Romance¿Alguna vez has creído en el amor verdadero? O, ¿ Eres de esas típicas personas que se encuentran tan jodidas y tienen tanto miedo de volver a ser dañadas que prefieren evitarlo? Lo siento amiga, pero si te identificas con la segunda pregunta, lo ha...