La Bestia

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Mi nombre es Richard, vivo en un pueblo conocido por su gente tanto humilde como trabajadora y por su característico cerro, ese que tiene en lo más alto una antigua fortaleza con un faro que guía las embarcaciones a tierra firme.

Tristemente todos en mi barrio estaban asustados, los niños no salían a jugar, las mujeres cerraban las ventanas de sus casas apenas llegaba la tarde, los hombres recién comenzaban sus trabajos mediando la mañana, este miedo es causado por una supuesta criatura que merodea por la noche. Desde hace ya unas semanas día tras día uno u otro de los capataces de las estancias cercanas al pueblo, empezaron a notificar en la comisaría sobre la desaparición de entre dos a cuatro de sus ovejas, al parecer habían sido robadas durante la noche.

Al principio se sospechaba que los peones se robaban el ganado, como solución echaron de su trabajo a más de uno de ellos, pero esa idea se hizo insostenible ya que los animales desaparecen en diferente estancias o chacras, además se encontró sangre de los animales en los alrededores de la zona. Un día un grupo de tres muchachos declararon que vieron algo extraño, lo describieron como el espíritu de un cordero enfurecido, teñido de color rojo como la sangre, se encontraba deambulando por los campos a primera hora de la mañana. Esa historia sirvió como puntapié para que todo el mundo comenzara a hablar sobre la bestia del campo o el espíritu de ganadero, muchos imaginan que existe una criatura que libera a los corderos del cautiverio, otros negaban esto afirmando que el espíritu era maligno, debido a los restos de sangre que se habían encontrado.

Considero que soy demasiado joven, puede que esté bastante loco para hacer esto, pero decidí escapar de la comodidad de mi hogar, tomé conmigo un afilado cuchillo y una lanza para dar caza al espíritu del cordero enfurecido de quien todos temen, mis padres al igual que todo el pueblo son presos del miedo. La gente de mi pueblo es tan supersticiosa como cobarde, nadie hace algo para devolver la paz, yo en cambio no tengo miedo, ya son casi las dos de la mañana y aquí estoy sentado en la rama de un árbol, dispuesto, aunque sea a ver con mis propios ojos qué está pasando, quizás confirme la existencia de esa criatura.

El cielo está totalmente estrellado el silencio de la noche solo se irrumpe por la brisa cálida de verano que golpea las hojas y el pasto, de pronto me doy cuenta que a lo lejos se ve una sombra muy rara que se mueve torpemente entre los pastizales.

me estoy sintiendo raro en este momento, siento como la adrenalina brota por mi cuerpo sin darme cuenta, ya estoy en marcha siguiendo el rastro de la lejana sombra, poco a poco me acerco a ella, siendo muy silencioso doy pausados pasos entre la hierba, me sorprendo al descubrir que la descripción que la gente comentaba es bastante exacta, es similar a un perro grande pero también tiene pelo como de ovejas solo que es roja, y desde su cabeza se extiende un lago par de cuernos, su rostro es aterrador porque no tiene ojos es como una calavera de cordero, parece un zombi.

La criatura se detuvo frente al alambrado de una de las chacras, uso sus garras para destrozar el alambre, pero no cruzó al otro lado, se quedó quieta, al cabo de un par de minutos comencé a sentir un olor muy peculiar después la bestia empezó a hacer ruidos muy raros, de pronto apareció de entre los pastizales una soñolienta oveja, después otra y luego una más, eran tres ovejas que cruzaron el alambrado roto para quedarse de pie mientras miraban hipnotizadas a la bestia. La imagen era aterradora, ver como esa criatura macabra estaba controlando a los animales me puso los pelos de punta, me congelé por completo de miedo, casi me arrepentí de llegar a ese lugar.

La bestia reparo las alambres y dejó todo como estaba, luego se fue caminando lentamente por donde vino, las ovejas le seguían formando una fila india encabezada por la bestia, entonces comencé a dudar si seguirla o no, esa cosa era un monstruo en cambio yo un muchacho con una triste lanza más un puñal, poco a poco se alejaban en dirección opuesta al pueblo, yo tenía que decidir, a mí nadie me pidió ir pero me moría de ganas por ser quien le diera caza a esa cosa para conseguir salvar a mi pueblo, pensé que esa misma noche podía ponerle fin a esta trágica historia acabando con esa demoníaca criatura, tome coraje y seguí con mi misión.

Luego de unos treinta minutos las ovejas llegaron a sus tortuoso destino, comencé a ver lo que era la entrada a una misteriosa cueva, deduje que ahí era la guarida de la bestia, la noche era agradable, el cielo estaba estrellado, todo el camino se iluminaba por la luna llena, de repente un olor fuerte me asqueo por completo, eran los restos de ovejas mutiladas, los cadáveres no llevaban mucho tiempo tirados en el piso, quizás eran la víctimas de la noche anterior, aunque no deje de notar un detalle, uno de los cadáveres no era más que el un cuerpo sin cabeza, comencé a ver a la bestia detenidamente, me di cuenta que ese aspecto de cordero, con pelos rojos y cuernos, en realidad era un disfraz, hecho con resto de sus víctimas, no era raro pensarlo tomando en cuenta como fue de meticulosa a la hora de atar el alambrado para no dejar rastros.

En ese instante vino a mí un pensamiento, será que podía usar la estrategia de la bestia en su contra, ayudándome de mi cuchillo, el cual es más una herramienta que un arma, comencé a quitarle la piel con lana a una de las fallecidas oveja, también me las ingenié para sacarle el cráneo al pobre animal.

Ahora tenía un plan me puse la piel hedionda como una capa junto a su cráneo como si fuera un sombrero, me até la lanza en la espalda y guarde mi cuchillo, tenía que intercambiar lugares con la última oveja, imagine que si me limitaba a atarla ella comenzaría a hacer ruidos alertando a la bestia, tenía que de alguna forma dormirla así que tome un palo muy contundente y una piedra mediana apuré mis pasos hasta que me pare junto a la oveja más alejada, por fortuna la bestia caminaba muy pausadamente quizás todo ese disfraz era lo que entorpece sus pasos, respire hondo, lance la piedra lo más lejos que pude, sostuve firmemente el palo y golpee con todas mis fuerzas la cabeza de la oveja al mismo tiempo que la piedra cayó en el piso, lamento que el animal haya salido herido pero no se me ocurrió otra forma de hacerlo, pensé que un chichón en la cabeza era mejor que una muerte siniestra a manos de la bestia, las otras dos ovejas ni se inmutaron pero la bestia comenzó a mirar en todas direcciones luego miró a sus presas, la primer oveja estaba ahí luego miró la segunda por último estaba yo, ahora tenía que caminar en cuatro patas para que no me descubriera, si bien apestaba a muerte el olor estaba esparcido en toda la zona, también el pasto estaba alto así que la bestia no vio el cuerpo de las desmayada oveja con la que me intercambie de lugar, el plan marchaba sobre ruedas el intercambio fue un éxito la bestia no noto la diferencia y continuó la marcha.

Mientras caminaba como oveja pensaba ¿Qué era la bestia? ¿de dónde salió? Pero lo más importante era, ¿Cómo acabar con ella? No estaba seguro de que hacer lo único que tenía a mi favor era el factor sorpresa, cuando pude siquiera darme cuenta ya estaba dentro de la cueva ahora la oscuridad era quien gobernaba el escenario, apenas unos rayos de luna dejaban que viera lo que pasaba, la bestia se detuvo las ovejas se detuvieron a la par, la bestia gritaba y gemía de una forma muy repulsiva, se dio vuelta y dejo ver su rostro era muy similar a un felino con ojos amarillos, brillantes y dientes afilados por toda su boca, se abalanzo sobra la primer oveja mutilándola en segundos como si estuviera hecha de papel, la segunda oveja en un principio se paralizo para luego comenzar a templar, con una sonrisa monstruos la bestia se dirijo a la segunda oveja, entonces yo, ya tenía pensado mi movimiento, me levanté mientras grite tan fuerte que como mis pulmones me lo permitieron, le tire el cráneo que tenía puesto en la cabeza golpeándola en toda la cara luego le arroje la piel de oveja que tenía sobre la espalda y como si fuera un telón, la piel con lana de la oveja me separaba de la bestia gracias a mi fuerte grito más el golpe en la cabeza sumado a la confusión y al factor sorpresa pude usar mi lanza, de un solo golpe destroce el pecho de la bestia perforando sus órganos internos, le di muerte, al instante no me imagino que hubiera pasado de solo fallar en un movimiento, la bestia era fuerte me hubiera hecho puré, aun así fui valiente y astuto ahora mi gente puede dormir en paz. Deje a las ovejas que sobrevivieron cerca de la chacra, no le dije a nadie lo ocurrido, prefiero que la bestia no sea más que una leyenda de mi pueblo, ahora que está muerta nadie tiene que recordarla ni temerle, yo volví a mi casa y todo lo ocurrido no es más que una historia.

Fin.

Misterios del CerroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora