Capítulo I

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Me encuentro en una hermosa playa, todo está desolado y la luna llena se refleja en las tranquilas aguas.

—Ya he estado aquí. ¡Es la playa de Hawaii a la que fui con mis padres!—

Siento un chapoteo en el agua y giro mi cabeza buscando al causante de este ruido, pero lo único que veo son las ondas en el agua hechas por lo que sea que causó el chapoteo.

Sin saber por qué, comienzo a caminar más cerca de la orilla. El agua comienza a mojar mis pies y es ahí donde me doy cuenta de que estoy descalzo, sigo caminando hasta que el agua me llega a los muslos. Miro a mi alrededor buscando algo pero no estoy seguro de saber qué.

Logro ver algo moverse sobre las rocas de la costa a mi izquierda, giro mi cuerpo y ahí la veo, sentada en la roca. Una chica hermosa de larga cabellera plateada que resplandece por el brillo de la luna a su espalda. Sus ojos son de colores diferente, mientras uno es azul celeste cómo el cielo, el otro parece una hermosa piedra ámbar. Su piel parece de porcelana, toda ella parece una bella muñeca de porcelana, sus pechos son prominentes y su cintura pequeña. Bajo un poco más mi vista y es entonces cuando no puedo evitar abrir mi boca de la impresión. Si su belleza no fue suficiente para dejarme atontado, su larga y hermosa cola sí que lo es. En vez de tener dos piernas como cualquier chica, ella tiene una cola llena de escamas de un color turquesa brillante.

En un abrir y cerrar de ojos el paisaje a mi alrededor cambia y ahora me encuentro bajo el agua. Siento que el aire me falta y voy perdiendo la conciencia, de pronto la chica con cola vuelva a aparecer pero está vez está justo frente a mí. Mi vista se centra en sus hermosos ojos bicolores mientras siento que los míos se van cerrando poco a poco.

—¡¡Meliodas!!— abro mis ojos repentinamente y de un salto me siento en mi cama. Miro alrededor y veo a mi hermano menor con cara de preocupación mirándome fijamente — ¿Estás bien, Meliodas?

—¿Eh? Si....creo que sí.

—Parece que estabas soñando. ¿Una pesadilla? — vuelvo a enfocar mi vista en él. Cabello negro y desordenado —herencia de mi padre — y ojos verde esmeralda sacados definitivamente de mi madre. Muchos piensan que somos gemelos pero la verdad es que existe cuatro años por medio entre los dos partos que nos trajeron a este mundo.

—No era una pesadilla pero....sí que era raro.

—Te pasa muy seguido desde que regresamos de Hawaii. ¿Estas seguro que no te pasó nada aquel día que desapareciste? — toma asiento a mi lado en mi gigantesca cama y pone su mano en mi hombro.

—Zeldris ya te he dicho que no recuerdo nada. Siempre que trato de regresar a ese día, para mí  simplemente es un lugar en blanco en mi mente — cubro mi rostro con mis manos frustrado por no recordar ese día que desaparecí hace ya tres meses en Hawaii. — ¡Joder! ¡Que frustración! — paso mis manos por mi cabello con desesperación. Siento un apretón en mi hombro y centro mi vista en el pelinegro a mi lado.

—Vamos no dejes que eso te frustre. Ya sabes lo que dijo el doctor, no lo fuerces y solo vendrá a ti — yo solo suelto un bufido y me vuelvo a acostar en mi cama dirigiendo así mi vista al techo de mi habitación.

—El único problema es que parece no querer venir a pesar de ya haber pasado tres meses.

Zeldris suelta un suspiro de cansancio a mi lado y siento como se levanta de la cama, suponiendo que se va a ir vuelvo a cerrar los ojos con la esperanza de regresar a mi sueño y encontrarme con la hermosa sirena que se hace presente en mis noches desde hace ya tres meses, justo el tiempo desde que regresamos de nuestras vacaciones en Hawaii y de que no recuerdo el último día de estas, en el que según mi familia desaparecí de la faz de la tierra y no me encontraron hasta el siguiente día, inconsciente, mojado y sin recordar nada en la playa cerca de la casa que alquilamos.

Mi hermosa leyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora