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- ¿Estas libre esta noche? - El sonido de su voz erizó mi piel.

Asentí con la cabeza, aquella intensa sensación que su aliento produjo en mi oreja no me permitió hablar y eso que todavía no me tocaba. Volteé y me encontré con el hombre más guapo que había visto jamás; delgado, de piel blanca, ojos color avellana, cabello entre ondulado y lacio, y con una sonrisa cautivadora, vestía un traje negro impecable, en verdad era un dios. Me ofreció su brazo y nerviosa lo tomé. Caminamos en silencio al elevador. Subimos al piso 15 y recorrimos el pasillo hasta la última habitación. Deslizó la tarjeta y la puerta se abrió, me dejó pasar primero, además de guapo olía exquisitamente. Entro detrás de mi, encendió la luz y cerró la puerta.

- ¿Cómo me contactaste? - preguntó mientas yo caminaba al centro de la habitación.

- Una... Amiga me dio tu número - no consideré buena idea decirle la verdad.

- ¿Te explicó las reglas? - dijo con un tono de solemnidad.

- No... Solo me dio la clave - respondí volteándome y encarándolo.

- bien, regla número 1, no nombres, no me dirás el tuyo ni yo te diré el mío; regla número 2, no preguntas personales, nada que pueda dar indicios de quienes somos en realidad, ¿Entendido?.

- Si, no nombres, no preguntas personales - repetí como si fuera una alumna.

Se acercó a mi, mi corazón se disparó más de lo que ya estaba, me quitó el abrigo y comenzó a acariciarme un brazo con el dorso de su mano, cómo acto reflejo cerré los ojos, sentí como acariciaba el otro brazo con la yema de sus dedos, lo próximo que sentí fueron sus tibios labios recorriendo mi cuello mientras me sujetaba por la cintura, yo subí mis manos por su pecho y lo abracé por el cuello, estaba perdiendome en sus caricias, ¿Cómo era posible que un desconocido estuviera excitándome de esa manera?

Deslizó sus manos por mi espalda y bajo lentamente el cierre de mi vestido mientras sus labios subían por mi mentón hasta llegar a los mios, me besó despacio y suavemente, yo correspondí un tanto frenética, me estaban matando sus caricias y había deseado, como nunca antes, sentir su boca unida a la mía. Le quite la chaqueta y la tiré en el suelo, él comenzó a bajar lentamente mi vestido cayó al suelo y yo levanté los pies para liberarme completamente de él y lo aventé al igual que su camisa.

Entonces, el besó uno de mis hombros mientras sus manos desabrochaban mi sujetador y me lo quitaba por completo, besó uno de mis senos mientras acariciaba el otro con movimientos circulares yo estaba ya jadeando y tenía mis manos enterradas en su cabello.
subió por mi cuello con besos cortos hasta volver a besarme en los labios y me dirigió hacia la cama, me tendió en ella y se colocó encima de mi, fue besando mi cuello nuevamente y siguió bajando entre mis senos, continuó hacia mi ombligo y sentí como sus manos me quitaban la única prenda que quedaba. Abrí la boca cuando sentí que besaba la parte más íntima de mi cuerpo, con las manos apreté el edredón y un fuerte gemido se escapó que, incluso, me sorprendió, yo era de tipo silencioso en estás cuestiones, pero sus caricias me estaban enloqueciendo de pronto sentí una fuerte corriente eléctrica recorriendo cada minúscula parte de mi cuerpo, estaba llegando al clímax, otro sonido escapó de mi boca y apreté aún más la colcha.

Mi respiración y mi pulso estaban a mil y trataba de controlarlos, vi como el se levantaba y trataba de desnudarse, de su pantalón sacó un condón, le retiró la envoltura y se lo puso, al subirse a la cama acarició mis piernas con sus manos hasta llegar a la cadera, acarició mi pelvis y no sé que botón encendió, pero sentí como se introducía, me aferré a su espalda mientras el se movía constantemente besando alternadamente mis senos, jadeaba, pero, a decir verdad, mis gemidos
eran los que inundaban la habitación, jamás había sentido lo que ahora estaba experimentando, aceleró sus movimientos mientras se apoyaba con ambas manos sobre la cama, pude ver complemente su rostro retorcido, mis manos subían y bajaban por su espalda mientras le suplicaba por más, sus movimientos se volvieron frenéticos y de pronto me envolvió una sensación totalmente desconocida y nueva para mí, era el éxtasis total, creo que hasta luces de colores pude ver. Se dejó caer rendido sobre mi, estábamos empapados en sudor. Cuando controló un poco su respiración, se acostó a mi lado, nos quedamos en silencio unos minutos, yo trataba de recobrar el aliento y el sentimiento de las cosas, entonces el se levantó de la cama.

- ¿Te vas ya? - pregunté casi con pánico.

- si - se dirigió al baño - pero tú te puedes quedarte, la habitación ya está pagada - agregó.

- Espera... Tú... - no supe como formular la pregunta para que no sonara personal.

- Regla número tres: no lazos afectivos - dijo y entró al baño.

¿Asi que eso era todo? Sexo casual entre dos extraños, sin compromisos de ninguna indole, sin explicaciones, ni interrogantes, sonaba sencillo y simple. Suspiré, sin duda alguna era el mejor cumpleaños de toda mi vida, sonriente y satisfecha abracé la almohada y quedé profundamente dormida.
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¿𝐄𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐚 𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞?   [𝐀𝐃𝐀𝐏𝐓𝐀𝐃𝐀]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora