Prólogo

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"Malos pensamientos"
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Y fue entonces que mis sueños dejaron de pertenecerme, mis pensamientos clamaban a viva voz su nombre como en una plegaria enfermiza de adoración que comenzaba a volver añicos mi cordura.
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Desearía que se alejara de él, desearía que escapara de sus impuros pensamientos, de sus impulsos peligrosos, de aquellos deseos que atormentaban su mente día y noche. Desearía decirle que huyerá y no que le estuviera sonriéndo con aquella ingenuidad y dulzura como lo hacía en aquel momento.
Ya había experimentado algo similar antes, pero jamás con tal intensidad, jamás al punto de que sentía que podría perder los estribos en cualquier momento y cometer una completa locura. Pensó en irse de ahí, dejar su trabajo, mudarse al otro lado del mundo de ser necesario, pero era demasiado tarde, ya era un total dependiente de aquella castaña mirada, de esas sonrisas, de su inteligencia, su ternura; quería corromperlo, ponerlo a sus pies, someterlo en cuerpo y alma a su entera voluntad, castigar su piel por hacerle esto, porque él tenía la culpa, si, él y sus malditas miradas de chiquillo enamorado que se burlaban de sus más oscuros deseos al echarle en cara que era algo que él jamás podría tener.

-- Profesor Stark, la señorita Romanoff me pidió que le recordara que necesita la lista de calificaciones hoy mismo. Además... bueno, quería saber si podría firmar mi justificante de la semana pasada, cuando falte por enfermedad, ya tengo la receta.-- dijo de manera tímida.

Maldito niño, se acercaba a él como si no fuera conciente de que la camisa de deporte se pegaba a su cuerpo dado al sudor y que el short dejaba al descubierto sus piernas, se exhibía como una puta para él y tenía el jodido descaro de sonreír sabiendo que no podía tocarlo, que no podía ponerlo contra el escritorio y follarlo hasta hacerlo suplicar perdón.

-- Claro, las calificaciones... Por poco lo olvido. -- Tony se quitó las gafas y se presionó el puente de la nariz con los dedos.-- Bien, gracias Parker. Para tu justificante por favor ven a mi oficina apenas terminen las clases.--

-- Si, claro, gracias profesor.-- se mordió el labio, parecía querer decir algo más, pero simplemente se encogió de hombros y salió del aula.

El resto del día transcurrió con la mayor normalidad, no tomo el almuerzo por adelantar el informe que le habían solicitado y dió clases a tres grupos más antes de por fin poder tomarse un descanso en su oficina.
Se desanudo la corbata y se dispuso a tomar una taza de café mientras continuaba el libro de ficción de la semana, algo sobre un hombre que es abandonado en Marte siendo dado por muerto y que ahora tiene que luchar para sobrevivir; en fin, una lectura para pasar el rato. Entonces alguien tocó la puerta.

-- Adelante. -- dijo en voz alta mientras doblaba la esquina de la hoja para no perder su lectura.

Peter entro a la oficina en una actitud un tanto nerviosa, ya estaba cambiando, y ahora tenía puesto un pantalón de mezclilla y el suéter azul del colegio

-- Lamento molestarlo, pero... me dijo que firmaría el justificante...-- dijo mientras le mostraba un folder.

-- Si, no te preocupes, ya lo firmo.--

Peter saco una manojo de papeles del interior del folder y se los entregó a Tony quién sin apenas míralo comenzó a revisar.

-- ¿Todo esto por un resfriado? -- dijo Tony negando con un gesto de la cabeza. -- Es absurdo.--

-- Si... sé que es mucho papeleo pero no puedo tener otra falta, de otra manera me quitarán la beca.-- respondió el chico soltando un suspiro.-- Ya falte dos días cuando mi tía se rompió la muñeca y tuve que reemplazarla en su trabajo para terminar un pedido con el que ya estaba comprometida, esta hubiera sido la tercer falta del mes y es motivó de suspensión, usted sabe que en tiempos de examen eso es impensable.--

The broken mirror  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora