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El demonio se sentía raro, solo habían pasado dos días de los siete que estaría, pero se sentía cambiado, << ¿sentía paz?>> << ¿Felicidad?>>, Eso le causaba algo de incertidumbre, giro a ver la persona que tenía a un lado como comía sonriente un algodón de azúcar que el demonio mismo le había comprado. Sabía que esa persona había hecho algo en el... Pero << ¿Qué era?>>

Así fue como visitaron las calles de Seúl entre risas, sonrojos y miradas, descubriendo cosas juntos, sin que ellos supieran quien acompañaba al otro, esa noche volvieron a dormir juntos, aunque la palabra dormir solo la poseía el ángel porque el demonio no, aunque no podía conciliar el sueño, la tensión carnal ya no lo molestaba. Más bien aprovechaba, observar a la persona que dormía frente a él, a lo único hermoso que pudo encontrar y llegar a recordar al volver al infierno, en cambio el ángel soñaba con el pelinegro en un lugar donde él no tenga irse y pudiera quedarse con él.

Al día siguiente el sol comenzaba a esconder, el cielo era una combinación perfecta de anaranjado con amarillo, << Sus Hyungs hacían un buen trabajo>> pensó Ryeowook que caminaba en el filo de una de las paredes de Seúl, con su manos a los lados para mantener el equilibrio, el calor del sol pegaba en su rostro y la brisa del aire jugaba con sus cabellos; mientras Yesung admiraba cada paso que daba el castaño y cuidando cada tambaleo que daba, el ultimo que dio, hizo que se fuera de lado haciendo que el castaño cayera en los brazos de Jongwoon, haciendo que este sintiera miedo si le pasara algo al joven ángel, lo tomo con mucha fuerza mientras este reía alegremente.

Lo miro detenidamente y lo supo, se había enamorado del humano, el sentimiento era hermoso, pero entendía la frase que de pequeño escucho decir de Heechul, << "El amor duele">> y como dolía. Dolía pensar que marcando el reloj 12:00 am del día lunes, él se iría dejando solo al pequeño, que no lo volvería ver y el estaría toda la eternidad solo con su recuerdo; Ryeowook lo abrazo, el castaño no supo porque lo hacía solo sintió que es lo que debía hacer y así lo hizo, era una imagen adorable para la gente que los observaba de lejos.

- Yeye, creo que debemos ir ya al departamento. - hablo el castaño y el pelinegro asintió y comenzaron a caminar. - ¡Espera! - Wookie vio una pequeña carreta donde vendían brochetas y se les antojo. - ¡Vamos! - señalo y jalo al demonio pidió dos y vio su cartera. - ¿Yesung me prestas? - pregunto el pelinegro abrió su cartera y se dio cuenta que le quedaba muy poco y recién era miércoles, lo pensó un rato y se lo dio, Ryeowook pago, pero lo había notado.

- ¡Hyung! - hablo Wook mientras comía su brocheta este lo miro mientras caminaban. - Creo que debemos conseguir un trabajo. - el demonio escupió << ¿trabajo?>> << ¿había escuchado bien?>> eso no estaba en su vocabulario, en el infierno no trabajaban.

- ¿T-Trabajar?. - articulo Yesung - ¿Por qué? - quiso hacerse el desentendido.

- Pues porque necesitamos dinero ¿no?, ya se nos agotó y tenemos que sobrevivir los días que nos quedan. - lo último lo hablo bajito, él no quería irse del lado de Hyung, pero sabía que entre humanos y ángeles no podía ver una relación.

- ¿Lo haremos juntos?- cuestiono Yesung y el otro asintió.

- Sería un trabajo de medio tiempo.- explico y el otro acepto.

Caminaron a por las calles más transitadas de la ciudad, vieron algunos carteles y los analizaron, esa noche encontraron uno en el cual solo debían compartir 900 volantes a la gente, Ryeowook lo hizo con una sonrisa en su rostro mientras Yesung juzgaba a todos a su alrededor y maldecía a los pervertidos que miraban a Wook, al terminar recibieron una paga cada uno, no era buena, pero serviría.

Érase Una Vez Un Ángel  y Un Demonio (YEWOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora