10/4/2020

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Y me perdí, me perdí tanto que aún estando en medio de mi habitación no sabia donde estaba, me perdí a tal punto en que llegué a creer que ya no era de este mundo, y sí, lo sé, nada de esto fue mi error, en realidad en este momento si quiera creo que haya un pecador digno de semejante barbaridad.
Un homicidio causó mi suicidio, dirán "¿mataron a alguien muy cercano a ti? No, lo que asesinaron fueron mis sentimientos y mi derecho a querer ser alguien digno de amarse a sí mismo y ese asesinato fue lo que terminó haciendo que cometiera y organizara mi propio suicidio.
Se los dije estoy perdida, perdida en mis pensamientos, perdida en mis sentimientos, perdida en un puto pasado que pretende destruir mi presente y fastidiar mi futuro.
Pensé, les juro que pensé que nunca sería capaz de hacerme autosabotaje, pero no lo logré y luego pensé que podría dejar de hacerlo, pero aún sigue en pié, y me fastidia tanto saber que no soy suficiente que termino olvidando de que así como me levanto también caigo.
Me perdí en un mundo completamente hecho de café, un mundo que juré nunca conocer, pero no puedo quedarme ahí, porque simplemente no es correcto, pero lo intento, intento no adorar ese mundo café, pero aún no quiero irme solo porque acabo de llegar y se que me voy a joder, lo tengo claro, pero vale cada maldita pena no ser encontrada.
Estoy perdida y no sé qué hacer, perdida en un mundo oscuro, lleno de dolor, ira, un lugar donde no hay paz si quiera cuando duermes, donde salen los demonios en la madrugada y te quedas en la nada y sigues siendo nada, me perdí, me perdí y tengo miedo de ser encontrada, pues simplemente mi oscuridad no falta y mi maldad no falla.
Entre perdida y no perdida, prefiero estar perdida y no traicionada.
Mundos opuestos, almas perdidas y errores extendidos, todo aquello que fue mi pesadilla, hoy es mi realidad y absolutamente nadie me puede salvar.

Magdaliz Gonzalez.

Hasta el fondo y sin retorno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora