El último día de verano me levanté de buen humor. No sabía si era por la fiesta de esa noche o porque al día siguiente empezaba periodismo.
Pero en cuanto bajé a la cafetería para desayunar toda mi ilusión se vino abajo. Alex estaba desayunando con María y Andrew. Aún no habíamos hablado desde nuestra discusión.
Cogí el desayuno y me senté con ellos.
- ¡Buenos días! - me dijo María. Esta chica siempre estaba de buen humor.
- Hola. ¿Qué tal habéis dormido?
Andrew y María contestaron, pero Alex no dijo nada. María me miró preocupada.
- Oye Andrew, - dijo - ¿me acompañas un segundo al gimnasio? Me quiero inscribir y no he ido a uno en mi vida. Se que tú vas casi a diario.
- Si, claro. Me acabo el café y vamos.
María me guiñó un ojo y se fueron. Nosotros nos quedamos lo que me pareció una eternidad en silencio.
- ¿Qué tal todo? - le pregunté. - Hace mucho que no hablamos.
- Si con mucho te refieres a un día, pues si. - no me dijo nada más y siguió comiéndose la manzana que tenía en la mano.
- Discutimos por una tontería. No tiene sentido que sigamos enfadados.
- Ya lo sé. - se giró hacia mi. - Creo que lo nuestro no va a funcionar. - me quedé paralizada. - No por ti, sino por mi. - me cogió la mano. Esa era la típica excusa que sale en las películas cuando dejan a alguien. - No creo estar preparado para tener una relación. Y menos en este momento de mi vida. Por dios, yo nunca he sido de tener relaciones.
Sentía como las lágrimas salían de mis ojos. Me sentí un poco drama queen porque solo llevábamos saliendo un par de meses, pero le quería muchísimo.
- ¿Tú te crees que antes de estar contigo había tenido pareja? Siempre hay una primera vez para todo.
- Des, no me quiero pelear. Quiero que sigamos siendo amigos. Cuando acabemos esta etapa podemos volver a intentarlo.
Aquí ya estaba llorando.
- ¿Pretendes que me quede cuatro años esperándote? ¿Pero quién te crees que eres?
- Para nada. Vive tú vida. Líate con quién quieras.
- ¿Y si me enamoro de otro?
- No pasa nada.
- Esto no tiene sentido alguno. - y me fui sin ni siquiera llevar la bandeja del desayuno a su sitio.
Pasé todo el día tirada en la cama sin hacer nada. No tenía fuerzas.
- Va, Des. Anímate. - me dijo María mientras se preparaba para la fiesta. - Baja conmigo a la fiesta. Es la última del verano y, conociéndote, la última en un largo tiempo.
- No, gracias. Alex va a estar ahí. Además no me apetece.
- ¡Pasa de Alex! ¡Qué le den! Hay mogollón de tíos más en esta residencia. - para ella era fácil decirlo. Era obvio que estaba colada por él. - Lo único que vas a conseguir quedándote aquí es deprimirte aún más. Ya tendrás tiempo de eso cuando empiecen las clases. - ese comentario me sacó una sonrisa.
- Va, que sé que en el fondo tienes ganas. Además, Harry va a estar.
- ¿Pero qué dices? - me reí lanzándole una almohada.
- No estoy ciega. Ven, anda, déjame arreglarte.
Media hora después, ya estábamos en la residencia de al lado. Todos los demás ya estaban allí, incluido Alex. Esto de estar en el mismo grupo de amigos era lo peor.
Amy nos trajo unas copas y empezamos a bailar. O, más bien, empezaron. Yo me quedé sentada en un sofá de la sala. El salón en el que estábamos era gigante y debía haber por lo menos 150 personas. Más tarde me enteré de que donde estábamos no era una residencia, sino una fraternidad. Tenía sentido porque en las residencias están prohibidas este tipo de fiestas con alcohol y música a tope. Y sin vigilancia.
Llevaba ya media hora sentada cuando alguien se sentó junto a mí. Era Harry.
- No me digas que allí en USA sois asi de aburridos en las fiestas. - me dijo con una sonrisa que derretiría a cualquier persona.
Me reí.
- No, pero hoy no llevo un buen día precisamente. - le dije sin mirarle.
- ¿Tiene algo que ver con tu novio?
- Exnovio. - me quedé callada y me giré de golpe para mirarle. - Espera, ¿cómo lo sabes?
- Lo he notado raro antes. Pero parece que a él no le ha afectado tanto. - me dijo señalándole con la mirada.
Alex estaba bailando como si no hubiera un mañana.
- Bueno, somos bastante distintos. Si está así es que no le importaba demasiado.
- No lo creo. Los tíos somos así. La depresión nos llega una semana después.
- Pues espero que le de fuerte. Me ha dejado como si no le importara nada. Me ha puesto la excusa de que viva mi vida y no sé qué mierdas.
- Si te ha dicho eso es que le importas. Entonces, ¿a qué estás esperando? - se levantó y me extendió la mano.
Mis ganas de conocer más a Harry pudieron conmigo y puse mi mano sobre la suya. Al fin y al cabo, Alex y yo solo habíamos salido un par de meses. Podía conocer ya a otro chico. O, al menos, así me convencía a mí misma.
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Londres, Tú Y Yo
RomanceSegunda parte de Una Decisión Determinante ‼️ NO ES NECESARIO HABERSE LEÍDO LA PRIMERA PARTE PARA LEER ESTA ‼️ Desirée y Alex, ya como pareja, están en Londres para estudiar periodismo. Todo pinta genial para Desirée tras haber conseguido al chico d...