IV

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Cierta noche al regresar del parque de diversiones, cuyas magias de luz le encantaban, Kookie se sintió muy enfermo. Y al día siguiente su mal empeoró.

Fueron inútiles los esfuerzos que el médico hizo para salvarlo. Kookie se moría.

Yo no me separaba de su lecho, petrificado de espanto. Me parecía que al morir él, todo acababa para mí.

–Jiminie – me dijo, incorporándose sobre la almohada con los ojos encendidos por la fiebre, en la horrible medianoche –, sé bueno y no olvides a tu pobre Kookie. Siento morir porque te amo tanto...

Mi Querido Kookie [JiKook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora