Capítulo uno.

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Su corazón latía con rapidez, cada paso que daba lo acercaba a su destino inminente, se sentía ansioso y a la vez feliz, enamorado y de repente nevioso, la combinación de tantas emociones no le hacía bien a sus cuerpo, pero sin duda alguna lograba soportarlo. Pensó en todas las posibilidades que podría llegar a tener ¿Una cita con Chloe Bourgeois? ¿Al cine quizás? ¿Un restaurante fino?, un sin fin de ideas que caían sobre él como una avalancha; detuvo su pasó al verla a unos cuantos pasos de él. Una sonrisa se formó en sus labios al observar su caminar, su rostro que siempre se mostraba tan desinteresado ahora mostraba una sonrisa, quería ser él quien causara aquella sonrisa y que ella lo reconociera con vergüenza mientras sus mejillas enrojecian.

Buscó con rapidez la caja en forma de corazón donde había envuelto el regalo que compró para Chloe, pasó meses ahorrando para poder conseguir algo que fuera lo suficientemente bueno para la chica de sus sueños, aunque por supuesto, nunca sería suficiente para Chloe, nada era suficiente para ella y eso era sabido por todos, aunque si tan solo por un segundo se sentía satisfecha todo aquel esfuerzo habría valido la pena. La rubia detuvo su paso cuando observó al chico delante suyo, lo analizó con la mirada de arriba hacia abajo y levantó una ceja preguntándose como es que alguien podía tener tan mal gusto para la moda.

—Iugh ¿Qué quieres? —interrogó—, habla rápido o deja de estorbar.

El brazo de Chloe estaba acomodado debajo de su hombro mientras que su brazo se apoyaba sobre el mismo, causando que con esta pose se viera más disgustada o molesta de lo que normalmente solía mostrarse. Kim se sintió aún más nervioso ¿Llenaría sus expectativas?, esperaba poder hacerlo. Rápidamente se arrodilló delante de ella y le mostró la caja, como si de una propuesta de matrimonio se tratará, su respiración era algo agitada buscando formular rápidamente la única frase que debía decir.

—¿Quieres tener una cita conmigo? —preguntó finalmente sintiendo su corazón acelerarse, su estómago revolverse y a la vez su garganta cerrarse.

—Oh... Bueno —hizo una larga pausa y apartó su cabeza, observándolo de reojo para ver la reacción que el chico tomaba, sonrió con burla al notar la ilusión en sus ojos, entonces comenzó a carcajear— ¡Claro que no! ¿Tú de verdad crees que alguien como yo saldría con alguien tan patético como tú? —cubrió su boca mientras reía.

Los ojos de Kim se cerraron con fuerza, sintió su corazón romperse y unas inmensas ganas de llorar aparecieron en ese instante; se sentía sumamente estúpido al creer que alguien como Chloe saldría con alguien como él. Se alejó de sus pensamientos al ver el flash de la cámara, entonces notó que seguía arrodillado delante de ella, dejó caer sus manos sin ánimos de levantarse.

—Todos tienen que ver lo patético que eres, alguien de tu clase creyendo que tiene oportunidad con alguien como yo ¡Es ridículo! Totalmente ridículo —rodeó al chico sin parar de reír, disfrutando de ver el reflejo de desilución en su mirada antes de irse.

Kim se quedó estático en ese mismo lugar, sintiéndose el centro de atención, la burla de todos, sentía varias miradas sobre él, de parejas que si eran felices. Se levantó rápidamente y se alejó sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas y comenzando a llorar sin darse cuenta, Marinette tenía razón, Chloe era una mala persona. Observó la caja que aún estaba perfectamente cerrada, se sintió patético por gastar tanto dinero en alguien que no lo merecía, recordó las palabras que Max le dijo cuando estaba a punto de comprar aquel obsequio.

«Kim, debes tener en cuenta que las probabilidades de que Chloe te corresponda son de una den un millón ¿Seguro que quieres arriesgarte?»

Era ahora cuando se arrepentía de haber dado una respuesta afirmativa a aquella pregunta, siguió caminando por el parque sintiendo un inmenso pesar sobre sus hombros, ahora todos a su alrededor parecían felices, alegres y desbordaban amor; él era el único amargo, cargando consigo una nube gris que tapaba la luz del sol, impidiéndole ver la esperanza de que las cosas pudieran mejorar.

¡Lo tenía!, podría salir con sus amigos, San Valentín no era solo para enamorados, guardó en el regalo en el bolsillo de su sudadera y sacó rápidamente su celular para buscar entre sus contactos, mensaje por mensaje todos estaban ocupados, Nino tendría una cita con Alya, Adrien había quedado con Kagami, Marinette había quedado con Luka ¡Todos eran felices!, Todos eran amados y quería ser amado también, quería ser feliz y hacer feliz a alguien ¿Era acaso pedir demasiado?

Se sintió frustrado nuevamente y sacó la caja de su bolsillo cuando intentó guardar su teléfono, ver aquella caja solo lo hizo sentir peor, más enojado, más miserable, la abrió y observó con cuidado la joya que había elegido con sumo cuidado para que combinara a la perfección con sus bellos ojos azules como el mar y su bien estilizado cabello, rubio, brillante y perfecto.

—Y a pesar de todo, no significó nada para ti —apretó el broche con frustración y lo lanzó tan lejos como su fuerza pudo permitírselo.

Apretó con fuerza los puños y casi al instante reaccionó ¿De verdad tiraría todo ese dinero a la basura solamente porque Chloe lo trató de tan horrible manera? ¡No podía hacer eso!, luego pensaría si venderlo o regalarselo a alguien más. Rápidamente fue a buscar el broche con dirección a donde lo lanzó esperando que nadie lo hubiese recogido aún. Detuvo su paso de golpe al observar a un chico analizando con delicadeza el regalo.

—Eh... Disculpa —le llamó con duda mientras se acercaba—, yo, bueno ese —intentaba hablar sin saber si decirlo o no ¿Y si no se lo regresaba? ¿Y si pensaba que mentía?—, el broche es mío...

El chico mantuvo su mirada sobre él unos instantes.

—¡Oh!, Entiendo, ya me parecía extraño que alguien pudiera dejar tirado a propósito un ejemplar como este —habló con una pequeña sonrisa en sus labios mientras le extendía el dije.

Kim dudó unos instantes, tenía la respuesta delante de sus ojos, el chico se podía quedar con el dije y ya no tendría que sentirse mal cada vez que lo viera.

—No, no, no —dijo rápidamente—, quedatelo, yo ya no lo necesito —habló pasando su mano por detrás de su nuca algo apenado.

—¿Lo dices en serio?, esto debió costarte demasiados euros —levantó una ceja con sorpresa, quería preguntar una explicación a ese acto pero tampoco deseaba ser entrometido.

—Seguro, la persona a quien quería dárselo no lo quiso ¿Qué más podría hacer con él? —preguntó soltando una leve risa, no quería explicar demasiado pero a la vez quería que alguien lo escuchara, al menos de esa forma podía desahogarse un poco.

—Bueno —hizo una pausa y se acercó al chico para acomodar el broche en su pelo—, San Valentín también es un lindo día para amarte a ti mismo, si esa persona no lo quiso, demuéstrale que no te importan sus acciones y úsalo tú —terminó de acomodar el broche, con una confianza como si se conocieran de años.

Se alejó y analizó a Kim con una sonrisa, una mirada muy distinta a la que utilizó Chloe al realizar la misma acción.

—Se ve bien, aunque una camisa haría que se viera mejor —rió levemente—, pero yo no doy consejos de moda gratis así que supongo que es todo lo que tengo que decir.

Kim estaba algo confundido por la situación, la seguridad del chico lo intimidaba de cierta forma pero y la confianza que tenía para hablar con un completo desconocido de cierta forma lo reconfortaba, posiblemente porque eso era lo que necesitaba.

—Como sea, debo irme, fue un gusto hablar contigo —hizo un ademán con su mano esperando a que dijera su nombre.

—Eh, ah... ¡Kim! —dijo rápidamente en cuanto entendió la seña que realizaba.

Nuevamente rió, le causaba gracia la forma distraída en la que el chico hablaba, como si el mundo fuera demasiado rápido y él no alcanzara a comprender qué estaba pasando ni cómo estaba pasando.

—Bueno Kim, un gusto hablar contigo —lo rodeó caminando en dirección opuesta a la que Kim estaba mirando— ¡Disfruta el día de San Valentín! —gritó antes de alejarse por completo.

Kim se quedó ahí, observando al sitio donde tan solo hace segundos se encontraba el chico que había mejorado su día de San Valentina. Volteó su mirada esperando que siguiera ahí, pero ya no estaba y ni siquiera conocía su nombre ¿Podría volverlo a ver?, esperaba que así fuera.

Healer of hearts | le chien kim x original characterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora