**Cómo pudimos apreciar en el anterior capítulo una mujer desconocida decidió atacar al equipo de reconocimiento enviado a la Tierra Imperial. Pero no se trata simplemente de una loca desquiciada, si no que es una doceava parte de un problema con la capacidad de acabar con el mundo entero, veamos de quienes se trata**
En un prado otoñal era posible ver una cueva en la cual había estallado un brutal resplandor sangriento, era visible desde absolutamente toda la Tierra Imperial. Luego de que se disipase semejante poder cuatro figuras femeninas salieron de lo que parecía ser un gran letargo.
--Ufff. Esos veinticinco años aislados en nuestro mundo fueron aburridísimos--
Exclamó una mujer mientras hacía un par de estiramientos, ella era de tez blanca con un largo cabello del color del oro junto a unas pupilas del color del cielo diurno, vestía una gabardina sin mangas junto a unos brazales y pantalones de cuero teñidos de un negro nocturno mas una cornamenta metálica del mismo color en la frente, tenía enfundada una intimidante espada de hoja rectangular atrás de su cintura.
--Lilít te recuerdo que nuestra raza no puede envejecer--
Le comentó divertidamente una voz femenina a sus espaldas, se trataba de una mujer de tez ligeramente bronceada con un pelo largo teñido de plateado en las puntas y los mismos ojos que la rubia, vestía una imponente armadura negra junto a una gabardina del mismo color.
--Ya lo sé Élinor pero es que es demasiado aburrido, sin poder masacrar a esos patéticos humanos--
Le respondió Lilít con un bufido de poca paciencia, pues estar dos décadas y media junto a otros once dementes no le hace gracia a nadie.
--Al fin podremos tomar la bendita Tierra Imperial, a ver si ese viejo se calla un poco--
Había hablado con un tono de insolente indiferencia una tercera voz femenina. Se trataba de Méraly, la mas joven de las cuatro, era una chica de piel bronceada con los mismos ojos azules que las cuatro, pero se distinguía por su pelo color café, su baja estatura y sus vestiduras de cuero blanco con detalles en negro y un alto cuello, iba sentada en una nube de color negro haciendo lectura de un libro.
--¿N-No creen que deberíamos intent-tar ser más p-pacíficas e-esta vez?--
Preguntó una voz mucha más tímida y dócil que las otras tres. Era Zerina, la tercera de las hermanas, mayor que Mérany pero más joven que Lilít y Élinor. Era una mujer de pelo negro y algo desordenado y una preciosa tez blanca, vestía con una armadura color carmesí adornada con mínimas púas decorándola junto con un largo y ligero abrigo blanco sin mangas, tenía enfundados dos sables en los costados. En el momento que terminó su pregunta un poderoso estruendo se escuchó, no era un sonido muy frecuente en ese mundo y ellas solo conocían a un solo Abisal que era capaz de hacer una cosa parecida.
--¿Qué tal si ustedes van a ver si el viejo castillo sigue en pie? Yo las alcanzo después--
Comentó Élinor mientras desenfundaba una cimitarra para ir a ver de qué se trataba ese alboroto, ésta era de color negro con unos acabados grises. Pasados unos muy breves minutos logró avistar a un grupo de cinco humanos, dos de ellos aparentemente soldados, quienes estaban junto a un extraño reptil bípedo, se podía ver que estaban discutiendo por algo.
--No me enfada que me hayas disparado, me enfada el hecho que con ese balazo nos delataste y podríamos meternos en grandes problemas por tu maldita estupidez--
Había refunfuñado un hombre parte del dúo de soldados, era alto de pelo marrón estilizado con dos rayas a los costados en conjunto con una armadura negra, llevaba entre sus manos un extraño aparato con un tubo decorado con un cilindro grueso sobresaliendo al frente junto a lo que parecía ser un cañón debajo del mismo.
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La Cruzada
Viễn tưởngCuando el Mundo Abisal llega con hambre de muerte y conquista Jélifer, la humana mas poderosa de la Tierra Imperial junto al poder de la Espada Esmeralda, deberá detener la amenaza de sus doce guerreros mas poderosos, pero unos extraños soldados est...