💥Capítulo 1 🚨

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Era una mañana del 23 de Marzo en el Colegio Highlands, todo estaba como solía estar siempre.

Los populares se paseaban por la escuela regodeándose y como siempre, creyéndose dueños de ella.

El equipo de football, caminaba por los pasillos con sus chamarras del equipo, lanzando sonrisas y miradas coquetas a las chicas.

Los genios, sacaban cosas de sus casilleros, revisaban sus horarios y tareas, y entraban a sus primeras clases del día antes de que la campana sonase.

La chica rara de la escuela, leía junto a la puerta del salón de su primera clase del día.

El chico malo se dirigía a su casillero con grandes pasos, haciendo que los que estaban a su alrededor se hicieran a un lado.

Y la inadaptada, marginada, invisible o como quieran llamarle, ya se encontraba en él aula, sentada en su lugar, escribiendo las historias que se le venían a la mente, esperando a que la campana sonara.

[...]

Una explosión

Un disparo

Suena la alarma contra incendios

Otra explosión

Un grito

Un golpe

Alguien siendo perseguido por los pasillos.

Cada evento ocurrió uno tras otro, como si alguien hubiera tirado una ficha de dominó que comenzó a desencadenar cada problema.

Eso bastó y sobró para que todo se saliera de control y dejara de ser igual que siempre.

Más tarde siete chicos estaban  fuera de la dirección esperando a que sus padres salieran para llevárselos a casa.

La puerta se abrió, la primera mamá salió, tomo a su hija de un brazo y la hizo que se levantara.

¿Porque hiciste eso?— dijo molesta.

—Es que, mamá...

—Es que, mamá, ¡NADA!—la interrumpió— en la casa hablamos Jehlissa.

Se la llevó a jalones, salieron de ahí con sollozos por parte de la castaña. La puerta se abrió de nuevo, dejando a la vista a dos de los mayores.

Ivanna... — llamaron a la morena, ella volteó con algo de miedo en su rostro— hablamos en la casa, tienes mucho que decir jovencita.

Salieron sin más para decir, la morena salió detrás de ellos con la cabeza agachada.

La puerta se abrió nuevamente, abriendo el paso a otra pareja de padres aunque estos tenían la expresión más relajada y no se los veía enfadados.

No tenias porque hacer eso Pau— dijo el padre de la pelirroja.

—Perdón papi, yo...— habló la oji-verde.

—Nos explicas en casa— interrumpió su madre— anda, vamos.

Se marcharon, dejando a los adolescentes restantes impresionados por la actitud que tomaron los padre de la pelirroja y rogando para que sus padres no fueran a ser severos... bueno, al menos dos de ellos lo hacían.

Se volvió a abrir la puerta dejando ver a un padre demasiado enojado.

PERO QUE CARAJOS TE SUCEDE EMILIANO?!— gritó el señor, dejando un golpe en la nuca de su hijo.

—Papá...

—CÁLLATE!!— lo interrumpió y le propinó otro golpe— Vámonos a la casa.

El castaño se levantó y salió delante de su padre quien lo terminó de sacar de la escuela a empujones y regaños.

La puerta se abrió por quinta vez, dando paso a una fúrica Señora...

¡MIGUEL ÁNGEL!—le gritó a su hijo y lo levantó del lugar en el que se encontraba sentado de un tirón de la oreja— vámonos a la casa, tienes mucho que explicarme.

—Auch!! Mamá, no fue a propósito.

—No me importa, vas a tener que desperdiciar un sábado que pudiste aprovechar perfectamente para estudiar.

—Pero mamá!!

—Nada! Vámonos ya.

Salió de ahí aun deteniendo la oreja de su hijo, a pesar de que ya no los veían, los gritos de la señora y los quejidos del pelinegro se seguían escuchando.

Los dos adolescentes restantes se voltearon a ver sorprendidos, hicieron una mueca y se voltearon de nuevo a hacer lo que hacían antes de que apareciera esa señora que por la manera en que gritaba parecía más una hurraca enojada.

Se abrió la puerta nuevamente, dejando ver, esta vez, al director del colegio.

—¿Quien nos queda?—habló el director— Ah, ustedes dos, ¿Porque no me sorprende?

—Créame, a mí tampoco me sorprende— dijo uno de ellos.

—Usted ya me conoce, nunca vienen.

—Señorita Durand, tendré que sumarle puntos a su infracción, usted sabe que ese cabello y ese tipo de atuendo no son apropiados y no están permitidos en esta institución— regañó a la rubia con cabellos rosas.

—Lo que usted diga señor— suspiró— ¿Cuál es mi castigo?

—Sábado, en la biblioteca, 8:30 am— le entregó un reporte— traiga su almuerzo.

—Está bien— rodó los ojos y tomó el papel— Nos vemos el Sábado!!— dijo sonriéndole y luego salió de ahí.

El último de Los siete penitenciados se levantó, arregló su chamarra, se colocó sus lentes de sol y miró en dirección a la salida poniéndose a un costado del canoso, sin mirarlo.

¿Entonces el Sábado?— dijo estirando la mano para que le entregara el papel.

—Así es Bank, ésta vez tendrás compañía— le dió bruscamente el papel— y escúchame bien... No quiero problemas, o te va a pesar.

—observó el papel y soltó una pequeña risita cínica— Genial, otro para mi colección!! Nos vemos el Sábado señor.

Y se fue de ahí no sin antes gritarle un bonito "Vallase a la mierda" al director para después salir corriendo.

El Canoso le dedicó unos cuantos insultos por lo bajo y se metió a su oficina, tratando de no imaginarse la pesadilla que viviría al tener a esos siete por todo un día.

A él y a los adolescentes les aliviaba saber que solo sería un sábado en el que no harían nada y regresarían el Lunes a la escuela como si ese día no hubiera pasado...

O al menos eso era lo que todos ellos creían...










SORPRESAAAAAA!! 

Este es mi regalo de aniversario para ustedes!!!

Gracias por siempre apoyarme y por aguantar tanto tiempo que tardo sin actualizar!!

Besitos sabor a limón

El club de los Siete Donde viven las historias. Descúbrelo ahora