...

34 5 21
                                    

Estoy exhausta. Los días son monótonos, mis pensamientos acelerados me recuerdan lo inútil que soy, lanzan las vergüenzas de mi día a día, la gente a mi alrededor me aparta. Si me voy, todo estaría mejor.
No tengo más metas ni más objetivos, no tengo virtudes ni algo que me haga sentir viva.

¿Pero sabes que tengo?
Inseguridades. Miles de inseguridades. Sólo soy polvo de estrella echado a perder, soy tiempo desperdiciado y dinero mal gastado. Sería un alivio para los demás que yo ya no estuviera más.

Cierro mis ojos, mis decisiones pasan en rodada y comienzo a crear situaciones alternas. Debí hacer muchas cosas antes. Como tener más carácter, como ser más productiva, como dejar atrás esos sentimientos que ahora no puedo tolerar, terminar relaciones que me dañan, entablar amistades con la gente que quisiera estar.

Aunque mi soledad no está mal, es decir, me encanta. El mundo me desespera, y supongo que de eso se trata. No es fácil. Pero yo no estoy lista para él.

Al fin caigo rendida y los sueños extraños me invaden, la ansiedad de mi alma no descansa.

Los rayos de luz ya entran por mis cortinas blancas, mi cabello largo y ondulado me molesta la cara. Lo quiero cortar.

También haré algo más.

Estoy decidida.

Así que me arreglaré para conocer a la muerte.

Tomo un baño largo, coloco mis canciones favoritas para ello y aplico los productos que enbellecen mi cabello. Canto como nunca he cantado, pues qué vergüenza hacerlo mientras me ducho. Seco cada gota como nunca me he tomado el tiempo para hacerlo.
Me veo al espejo, cepillo mis chinos y procedo a cortarlos sobre mis hombros.

Salgo de ahí para vestirme como siempre quise. Una falda corta negra, la cual nunca me puse por temor a lo que dirán los demás, por temor a otro abuso. Y también me pongo mi suéter negro que me gusta mucho, combinado con unos zapatos de charol negros.
Siempre imaginaba este momento con un vestido de tirantes blanco, nada más.

Ahora me despediré de los seres que amo. Mis dos cachorros y mi gato bebé, ya no es un bebé, pero siempre lo será para mí. A cada uno le doy un abrazo y les explico que mi papá será ahora quien les de su comida y juegue con ellos, que deben llevarse bien entre los tres y que se cuiden mucho.

Regreso a mi habitación a hacer tres dibujos rápidos, para compartirlos junto con cartas de despedida a las últimas tres personas importantes.

El primero será para la mejor amistad que tuve, que siempre me escuchó aunque después no habláramos, que siempre me dio su apoyo aunque después me alejara. Gracias por todo, te quiero, aunque nunca te lo haya dicho. El dibujo es una fotografía de nosotros en la escuela, de las únicas fotos que nos tomamos.

El segundo es para el amor de mi vida, a quien he terminado ya para que ahora no sufra esta otra pérdida, en serio perdóname, por favor. No dependas de mí, eres la mejor persona que he conocido y me hiciste muy feliz. Te amo y siempre lo haré, a donde vayas te cuidaré y quiero que continúes. Hago un dibujo de mí abrazandolo, tan tierno como es en vida, tan indefenso como lo estuve protegiendo, tan sensible como lo estuve intimidado.

El tercero será para mi primer amor, que si bien nos lastimamos mutuamente y cortamos toda comunicación de buena manera, he estado pensando en él. Yo se que sólo extraño los recuerdos buenos, pero he imaginado ir a verte para despedirme bien y confesarte todo lo que ocurrió realmente. Me siento mal, pero el dibujo es de nosotros en un momento pasado. Nosotros fuera de la escuela hablando, eran los primeros meses y estábamos muy enamorados, claro. Simplemente somos nosotros a punto de un beso inocente, pero llenos de las lágrimas que derramamos al final de todo.
Ahora estoy picada contigo porque me gustaría seguir siendo tu amiga y me hubiera gustado contarte todo, porque aún siento la culpa que me provocaste.

Todos los comparto en mi portafolio público, dónde sólo él me sigue. A la vez quiero que los tres lo vean y a la vez no, por ello es mejor tenerlos ahí.

Arreglo mi cabello ahora que está seco, le doy la forma que me hubiera gustado llevar a la escuela, a la universidad donde estudiaría Artes Visuales... Le doy una última mirada al espejo, pero no aguanto más, la desvío al instante y las lágrimas amenazaban con salir. Y qué más da, será la última vez así que lo hago. Lloro como siempre lo he hecho.

Huyo a hacer una última nota para quien me encuentre.

NO me gustan los funerales.

NO quiero a gente en un ceremonia de despedida.

NO quiero estar bajo tierra en una caja.

NO quiero que hagan teorías sobre lo que pude estar pasando.

NO quiero que me falten al respeto.

Aquí estoy bien.

Huyo al alto balcón, que por suerte está dentro de casa, viendo hacía el gran patio. Mi nota estará como un anuncio adherido a mí.
Aquí tengo el lazo, vuelta, vuelta, inserto, jalo, amarro al balcón, me preparo.

Últimos suspiros.

Última vista al verde paisaje de enfrente.

Subo al pequeñísimo soporte que me separa de estar mejor, mi pasaje está bien atado.

Y caigo.

flor marchitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora