III

98 11 3
                                    

Tu voz era ronca debido a que

hablabas muy poco.

Tu cabello era negro y rizado.

Tu piel era suave y

tu olor era embriagador.

Tus manos parecian reclamar

las mías cada vez que me acercaba.

Nunca debí acostumbrarme a ellos.

Pero me di cuenta de eso demasiado tarde.

Trozos cascados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora