domingo

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Sobre las dos de la mañana decidí volver a casa, era de las primeras veces en mi vida que me quedaba tan tarde fuera.

Me despedí de ellos, que siguieron hablando hasta quién sabe qué hora.

Me dijeron que al día siguiente no se iban a reunir, los domingos eran sagrados en las familias y no podían salir aunque tuviesen 18 años. Al parecer me pasaría igual, aunque no estaba disgustada con aquello. Pasar tiempo con mi familia era de mis pasatiempos favoritos.

El día siguiente me levanté cómo los dos anteriores, solo que esta vez más tarde de lo usual.

Mi abuela apareció con dos tazas de té en sus manos
-te estaba esperando- lo dijo tan dulce y con una sonrisa que no noté lo borde que había sido la frase en realidad.
Me senté junto a ella y hablamos un poco de small talk, hasta que introdujo lo que realmente quería decir y llevaba tiempo esperando.

-Ayer mientras leías vino Gref, no se si lo recuerdas; un señor alto con tres pelos sobre su cabeza y que vivía al otro lado de la calle- asentí aun adormilada

-¿era el que trabajaba cerca de la escuela del pueblo?-

-Ese mismo. Trabaja en la heladería del pueblo, aunque tambien hay unos dulces extraordinarios... en fin, le comenté aquello de que querías conseguir trabajo durante el verano y resulta que el necesita a alguien más-

-Nunca había pensado en vender helados- se me escapó el pensamiento en voz alta

-Los mejores del pueblo sin duda. Mañana mismo sería el día prueba y lo único negativo es que tendrías que trabajar: lunes, martes, jueves y viernes durante 6h. Resulta que en verano hay más gente de lo usual-

-Oh no hay problema. Tampoco tengo nada mejor que hacer-

-Te mostraré la dirección entonces por si acaso no la recuerdas y sería mañana a las 6am- abrí los ojos.
No esperaba tener que levantarme tan temprano en verano, pero era lo que tenía trabajar supongo. Además, no sería muy complicado vender helados ¿verdad?

Seguimos hablando hasta la hora de comida, junto a mi familia el tiempo pasaba volando.
Sobre las cinco de la tarde nos cambiamos y nos pusimos ropa un poco más formal, íbamos a visitar a otros familiares y cenar junto a ellos.
En cinco minutos llegamos a la casa de mi tía, donde se encontraba mi tío y tres primos. No recordaba a ninguno de ellos.
El mayor tenía 29 años y ni si quiera me dirigió la palabra, la pequeña tenía 8 años y la mediana 17. Aspiré hondo y me acerqué a saludar a la mediana.

-Hola soy Diana Hershey, creo que no nos hemos conocido antes- extendí mi mano sonriente

-Yo Gigi Hadid, ¿cuántos años tienes?- no correspondió la mano pero se sentó en un sillón mirándome para que la acompañase

-17, pero en un mes cumplo los 18-

-Oh perfecto- miró hacia los lados y comprobó que nadie la escuchase -estoy harta de este pueblo- suspiró -escúchame, no hace falta que seamos amigas. Me iré en menos de un mes a mi preciosa ciudad de nueva york y no volveremos a vernos. Tan solo disimulemos hasta que esta agonía acabe- sonrió y se levantó caminando hacia el primo mayor y entablar una conversación que desde la distancia consistía en varios ojos en blanco con palabras refinadas.

No me caía bien esa chica. Parecía ser la típica insoportable de ciudad que si no publica una selfie al día siente que su mundo se derrumba. De hecho, ahí estaba en una esquina con el móvil posando. Qué patética.

Rodeé mis ojos y me dirigí a jugar con la prima menor, Lily.
Me di cuenta de que toda la familia llevaba ropa de marca y aparentemente muy cara, incluso la más pequeña.

La cena pasó de una manera bastante aburrida, alguna vez Gigi me sonreía (falsamente claro) y mis padres estaban enfrascados en una típica pelea familiar sobre política.
No me entiendan mal, me gusta bastante la política y los partidos etc, pero no era mi plan ideal para estar toda una tarde. ¿Tendría que repetir esto todos los domingos? Que tortura.

Aprovechando que todo el mundo estaba distraido, fui a la cocina y salí por una puerta trasera al jardín. Iba a dar una vuelta rápida por el pueblo.

Caminando calle arriba vi en una esquina entre casa y casa una figura apoyada en la pared. Estaba tiesa, pero relajada al mismo tiempo. Crucé en su dirección un poco curiosa por saber quien era.
Un joven de cabello rulado y algunos tatuajes no muy abundantes estaba mirando al cielo. Por un momento sentí que me había fusionado a su mundo cuando nuestras miradas cruzaron, ¿en qué estaría pensando?

Intenté que no pareciese que le había mirado mucho tiempo y continué mi camino para encontrarme a Liam sentado en el bordillo fumando.

-¿Tampoco te gustan las cenas familiares eh?- preguntó levantando la cabeza mientras me sentaba a su lado, del que no llegaba el humo. Particularmente no me gustaba el olor.

-¿Conoces a una tal Gigi?- abrió los ojos ante mi pregunta y expulsó el humo de la boca desganado

-¿Gigi hadid?- asentí -Oh lá lá. Una pija del grupo de pijos, que odian estar en un pueblo muy pobre y pequeño para ellas. No recomiendo juntarte con ese grupo ¿por qué?-

-Es mi prima- rió y metí mi cabeza entre las rodillas riéndome también.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2020 ⏰

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