Capítulo 28: Mike el Talentoso

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Narra Kara...

Me sentía mejor, los abrazos de Lena eran mágicos y su poder era hacerme olvidar de mis problemas.

-¿Estarás bien? _preguntó quitando un mechón rebelde de cabello que caía por mi rostro.

Estábamos frente a su casa ya que me ofrecí para llevarla como parte de agradecimiento por haberme acompañado.

-Estaré bien, no te preocupes. _sonreí débilmente.

-Siempre voy a preocuparme por ti. _acarició mi mejilla y ese contacto me hizo sentir tan bien.

-Gracias de nuevo, Lee. _ella negó con la cabeza.

-Se que tu harías lo mismo por mi. _me dió otro pequeño abrazo y cuando nos alejamos sus labios se dirigieron a mi mejilla quedando unos segundos presionando.

-Te veo mañana, Lee. _dije con una pequeña sonrisa mirando como salía de mi auto.

-Y espero verte con una sonrisa. _apareció en mi ventana sonriéndome ampliamente.

-Dalo por hecho. _le sonreí de vuelta.

Empecé a conducir de nuevo hasta mi casa todavía algo afectada. Perder un ser querido es lo peor que puede sucederte y más aún si eras tan cercano como yo lo era con mi abuela. Recordé todas las tardes de ajedrez que pasé con ella el verano pasado, todos los platillos que mi hermana y yo cocinamos junto a ella.

Cuando menos pensé mi vista estaba borrosa debido a las lágrimas, así que para evitar un accidente del que me pueda arrepentir después estacioné el auto y volví a llorar. Detestaba llorar, pero a veces te liberaba de una forma tan gratificante que no lo hacía ver tan malo. Duré horas solamente llorando, porque a pesar de que no podía hacer nada para traerla de vuelta, podía recordarla a través de las lágrimas.

Cuando más o menos estuve recuperada me encerré en mi habitación, no cené, solamente me escondí bajo las sábanas y me quedé profundamente dormida.

*

Al día siguiente hice lo mismo de todos los días, levantarme, ducharme y vestirme para después bajar al comedor donde mi familia ya estaba desayunando con el peor de los ánimos. Yo los imité comiendo en completo silencio hasta que mi padre habló.

-Cuando lleguen del Instituto, nos iremos a Metropolis para... El velorio de la abuela. _Alex y yo asentimos levantándonos para ir al Instituto.

Nos fuimos en el auto de Alex y en todo el camino no pronunciamos ni una sola palabra hasta llegar a nuestro destino donde nuestros amigos lo primero que hicieron fue abrazarnos con toda la fuerza. No quería llorar de nuevo, me quedaría seca si lo hacía, pero mi cuerpo no me hizo caso y derramé unas cuantas lágrimas.

-Todo está bien. _nos dijo Imra dándonos esos maravillosos abrazos.

Seguimos nuestro camino hasta las taquillas y como si estuvieran protegiéndonos todos nos acompañaron a ambas a sacar nuestros libros.

-¡Pero si son los tontos más tontos del mundo! _exclamó James logrando que solo su séquito de idiotas rieran.

Jack estaba al lado de Lena riendo como imbécil pero ella solo se mantenía a una distancia considerable, eso alegró un poco mi día.

-¿Qué les sucede? ¿Se les comió la lengua el ratón? _esta vez fué Logan provocando más risas.

-Será mejor que se vayan. _intervino Mike tranquilamente.

-¡Uyy! Habló el perdedor. _James siguió con las burlas y yo ya me estaba cansando.

-¿Qué le sucede a las Danvers? ¿Murió alguien?

Eso era todo. Cerré mi taquilla con fuerza y agarré al estúpido de Jack por la camisa y lo estampillé en otras taquillas.

-Oh cierras el pico o te lo cierro yo. _hablé con los dientes apretados.

-¡Kara! _sentí los brazos de Lena alejarme de él ya que sin darme cuenta lo estaba ahorcando.

Jack empezó a toser y después me miró con odio total.

-¡Eres una idiota! _Jack volvió a acercarse y justo cuando yo iba a hacerlo el brazo de Lena volvió a detenerme.

-No creas que te he quitado el puesto, idiota. _le contesté aún siendo atrapada por Lena.

-¿Estás triste, Danvers? ¿Murió una personita especial para ti? _fingió una falsa lastima y eso me bastó.

Me solté del agarre de Lena y le di un buen derechazo en la mandíbula a ese idiota, él retrocedió colocando su mano en el lugar del golpe sorprendido.

-Ya es hora de irnos. _entre Sara y Emily me alejaron de él pero nos detuvimos justo antes de que Alex le diera un rodillazo en la entrepierna a Jack. Por primera vez en el día sonreí de verdad y tuve la oportunidad de burlarme.

-¡UHHH! ¡LLORA A TUS HIJOS, LLORALOS! _grité riendo a carcajadas y chocando manos con Alex totalmente orgullosa.

Fuimos a nuestras primeras clases y en la hora del almuerzo nos dirigimos al campo hablando sobre cualquier cosa, Alex y yo sabíamos que era para distraernos.

-Heyy chicos. _Luke llegó con nosotros y el resto del equipo.

-Gran paliza que le dieron a Spheer, chicos. _nos felicitó Rick riendo a carcajadas.

-Se lo merecía por idiota. _contestó Alex chocando manos por el.

-¿Jugamos un rato? _preguntó Tristan señalando la cancha.

-Yo no estoy de ánimos para jugar. _contesté acostándome en las piernas de mi solecito.

-Nosotros nos apuntamos. _dijeron los chicos bajando con los demás a la cancha.

Se colocaron unos pantalones cortos y agarrando los sticks empezó el juego. Nosotras animábamos a los chicos, pero una gran sorpresa nos llevamos al ver como Mike corría por todo el campo a gran velocidad y con gran fuerza lanzaba la bola a la cancha contraria.

Volvieron a la posición inicial y Clark atrapó la bola pasándosela a Oliver y este se la paso a Mike quien volvió a correr hasta la cancha y rodeándola anotó otro punto con un gran salto. Todas nosotras empezamos a gritar como locas animando a Mike que chocaba manos con sus compañeros. Pronto las gradas empezaron a llenarse de más estudiantes seguramente por todas nuestras celebraciones.

-¡MIKE, MIKE, MIKE! _vitoreamos todos viendo como las gradas se llenaban cada vez más como si fuera un partido real.

Para el último punto Mike esquivó a Luke muy ágilmente y desde la mitad de la cancha lanzó la bola anotando un perfecto punto. Todos gritamos y nosotras fuimos hasta la cancha abrazando a todos los chicos.

-Wou... Eres muy bueno, Matthews. Deberías considerar entrar al equipo. _lo felicitó Tristan con un golpe en el hombro.

-Tienes talento, Mike. _dijimos todos nosotros abrazándolo fuertemente.

Por primera vez en el día me sentí tan alegre como si no hubiera sucedido nada.

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