Por décima y última vez reviso la temperatura del pie de limón que había preparado.
Estaba listo.
Lo empaquetó de una manera linda y salió dando pequeño paso animados, hacia la puerta de su nuevo vecino.
La tocó.
Nada.
Volvió a tocar.
Nada.
Fue en su 5to intento que el chico de cabello negro y desordenado abrió la puerta. Río calladamente.
—Traje esto —Le extendió el postre.— Espero que te guste.
—Oh... —Dijo aún si poder abrir los ojos— Gracias...
Miró fijamente a la persona frente a él.
—Noah, me llamo Noah y tú?
—Cary, un gusto... Bueno, gracias.
Tomo el postre y cerró la puerta
—... Adiós.
Susurro Noah para sí
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El muchacho de los ojos tristes
Short StoryNunca vio unos ojos así, si, había visto miles de veces unos ojos cafés pero no de esa manera, eran profundos e intensos, eran profundamente e intensamente tristes pero eran luz y el anhelaba ser guiado por aquel muchacho de ojos tristes.