Tenía miedo de respirar demasiado fuerte y que lo notara.
Temía contener la respiración y que se diera cuenta.
Me moriría si mis piernas y brazos me traicionaban, empezaban a temblar y ella se percataba.
Estaba asustada de hacer cualquier movimiento. Por algún motivo me sentía muy incómoda con los extraños, pero con ella el nivel de incomodidad llegaba al nerviosismo por el cual te desmayas.
Es que me gustaba inexplicablemente demasiado después de verla una semana seguida en el metro. No sabía si era normal, pero sí que no se sentía así. Por dentro estaba muriendo y reviviendo cada vez que se reacomodaba en su asiento, y cuando su muslo rozó el mío tuve que revivir diez veces seguidas.
Salí corriendo ese día.
¿Los demás también huían de las personas que les atraían?
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Chica amada, chica odiada
Truyện NgắnSephora nunca estuvo encerrada en un clóset, pero Sophie vive dentro de uno aunque parezca al revés.