first one.

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Samuel se dirigía a la habitación del noruego con un plato en el que se encontraba el que sería el desayuno de aquel pequeño, que parecía considerar aquellas cuatro paredes cubiertas de cuadros, figuras y algunas luces decorativas, un mundo completo.

—Leí que el kiwi es bueno para producir melatonina... — Pronunció De Luque con un tono que se fue haciendo más bajo e inaudible al ver al rubio sobre la pequeña cama en una posición realmente curiosa. —Rubén, ¿qué haces?—.

—Me duele un huevo la espalda Samuel.— Dijo Rubén con dificultad al tener la pierna derecha levemente elevada, apoyándose, claro, con su mano izquierda para mantener el equilibrio y la contraria, como aquella que se esforzaba por asegurar un estiramiento óptimo; y que, hasta el momento, parecía más un ritual encomendado por una secta.

—¿Y rompiéndote la pierna crees que te dejará de doler?— Preguntó el pelinegro, aún en el marco de la puerta, con una pequeña sonrisa burlona y una ceja sutilmente levantada.

—Tengo mil de IQ Vegetta. Así que puedes irte muy a la mierda porque sé que esto funcionará.— Dijo el noruego con cierta molestia fingida que, esperaba, no se hubiera confundido con desdén o fastidio verdadero.

Una risa muy particular inundó la habitación iluminada por la pálida luz que a las seis de la mañana se encontraba como fiel compañera de aquellos que habían despertado, seguían durmiendo o realmente nunca lo hicieron.

—El kiwi te sirve para dormir y, si quieres estirar, deberías empezar por algo que no hagan en los Olímpicos o en Tik Tok, ¿sabes?— Articuló así mientras dejaba el plato con fruta y una tostada encima del escritorio desordenado y hecho un desastre de bocetos, para luego salir del espacio y emprender su camino a la universidad.

rubén, ¿qué haces? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora