El televisor se escuchaba como sonido de ambiente entre ambas chicas. La cama se hundía con el peso de las dos amigas que charlaban sobre la vida. Estaban recostadas al lado de la otra, mirando el techo, descansando sus manos en sus estómagos.
—¿Crees que existan los predestinados realmente? —preguntó la joven omega, de cabellos negros. Su voz se escuchó serena ante su interrogativa, pensando realmente en aquello.
—Creo que sí... no lo sé realmente. —Contestó su acompañante, peinó sus cabellos dorados sumida en sus pensamientos.— He leído y escuchado mucho sobre ello... se supone que al encontrar a tu predestinado, te sientes como en casa, como si nada malo fuese a pasar, como si hayas encontrado a alguien que ya conocías.
—¿Tú te sientes así con Megan? —preguntó la pelinegra, esta vez mirando a la adversa, recibiendo solo un suspiro por parte de ella. Sus ojos se quedaron observandola esperando una respuesta, hasta que ambas miradas se encontraron quedando un silencio pacífico entre ellas, solo escuchando el sonido de sus respiraciones.
—Así me siento contigo...
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Entre lírios y café.
FantasiDos amigas descubren que sus lobos estaban predestinados, pero, la forma en que lo hacen no estaba planeada. Ambas luchan con sus sentimientos, negándose, sin embargo, el destino es más fuerte.