Me cautivo tu belleza

1.1K 40 1
                                    

Estaba agazapada sobre la azote, viendo a mis pies extenderse una escena de lo mas cotidiana. En esa pequeña ciudad que había escogido para llevar a cabo mis crímenes, las personas se preparaban para irse a dormir una noche mas. Tranquilos de que nada malo pasaría, confiados en el abrigo de la luna llena que alumbraba las calles. No hay monstruos en la obscuridad. Pero si eso es cierto... ¿Porque le temen?

El aire era suave, frío, reconfortante. Me permití llenar mis pulmones, identificando cada hermoso olor que me traían. Y ahí... La detecte. A unas pocas calles de donde yo estaba descansando, llego el olor de una chica humana. Una virgen.

Comencé a caminar hacia allá, y mientras lo hacía, mi cuerpo cambiaba. Mis brazos y piernas se hicieron mas cortos, mi cara se estiro. Y una capa de majestuoso pelaje dorado cubrió mi espalda, adornado de símbolos en lenguas arcaicas, como tatuajes. Luego, sentí el acostumbrado y delicioso dolor de mis huesos acomodándose para permitirme convertirme en esa bestia en la que me había convertido. Mis alas se retractaron de vuelta en mi cuerpo.

Cuando llegue al lugar del que provenía ese delicioso olor, me permití perder el control. Caí enfrente de mi víctima, una chica de unos 20 años. Piel nívea como la luz de la luna, labios de rosa, y unos ojos color negro azabache tan profundos,,, tan hermosos. Me permití contemplarla unos instantes, oliendo su miedo pero también su determinación a escapar de mi.

"Lo siento" pensé "no quiero hacerte daño, pero no tengo opción. Verás, necesito tu sangre para vivir..."

Conforme iba acercándome a ella, su pánico crecía. El olor que sentía de ella, de miedo, me fascinaba. Pero en sus ojos veía una pizca de.,, ¿admiracion? Cuando llegue a ella, ya habiéndome divertido torturándola un rato, simplemente salte a lo que tenía que hacer. Di una gran mordida a su cuello y comencé a succionar. Y era glorioso...

Su sangre era especial, nunca había probado nada así. Su fuerza, su vitalidad, su magia. Seria una pena perder a una chica así, murmure para mis adentros. Me separe de su cuello y lamí la herida que le había hecho. Casi inmediatamente se cerro.

Pose mi cabeza en su pecho. Todavía respiraba, había tomado suficiente como para dejarla inconsciente, pero no para hacerle un daño permanente. Solté un suspiro, esa sangre que había probado era demasiado gloriosa como para permitir que desapareciera.

Una vez mas, observe a la chica frente a mi. Su largo cabello negro caía como una cortina de seda. Su belleza era casi indescriptible, la manera en la que caía su camisón, dejaba ver un cuerpo exquisito. Ella era verdaderamente, una mujer muy muy hermosa. También sería un desperdicio perder a una mujer tan perfecta.

Volví a tomar mi forma más humana. Jamás podría haber sido otra cosa que no fuera un monstruo. Mi piel dorada, mis ojos verde fosforescente, mis largas garras eran monstruosas. Y si eso no era suficiente, unas alas de dragón estaban pegadas a mi espalda. En cada uno de sus pliegues de oro, había escamas como cuchillas y al final una garra afilada. Pero no porque sea un monstruo, significa que no esté enamorada de la belleza.

Tome a la mujer a la que había herido entre mis brazos y levante un vuelo suave. La llevare a casa, ya veremos que trae el mañana para nosotras.

La Bella y la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora