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JiMin recordaba el día que conoció a su chico, fue un día muy agitado ya que no pudo descansar ni por un momento. Se encontraba caminando por las calles de Seúl ya que su auto se habia averiado y al dejarlo mal estacionado se lo llevaron. También llevaba un poco de prisa pues estaba lloviendo desde más temprano y llevaba papeles importantes que no debía dañar. Por accidente tropezó y cayó a un charco fue ahí cuando lo conoció.

–Hey, ¿Estás bien?– El chico ayudó a levantarlo.

–Si, muchas gracias.–

JiMin aceptó la ayuda del chico y cuando ya se encontraba de pie, fijo su vista en los papeles que se encontraban en su mano izquierda.

–Rayos!– Exclamó.

–¿Quieres que te ayude en algo?–

–No, pero muchas gracias, encerio.– Le sonrió y se sentó en la orilla de la acera.

–¿Un día del asco, eh?– El chico se sentó a su lado.

–De hecho si.– Suspiró.

Quedaron un momento en silencio, un silencio muy cómodo para ambos mientras miraban el cielo nublado y las personas corriendo por todos lados para evitar la lluvia.

–¿Quieres ir por un café o algo caliente?– Preguntó el chico.

–No quisiera serle de molestia.–

–No lo eres, lo creas o no, me alegraste por completo el día.–

Jimin sonrió. –Tiene razón, no le creo.–

El chico se levantó y nuevamente le ofreció su mano. –Vamos, además no quiero que te resfries, eres muy lindo para quedarte en el charco.–

Jimin miró el charco que se encontraba pisando, miró al chico le sonrió y se levantó para dirigirse a la cafetería más cercana.

–¿Porque me mira tanto?– Preguntó un sonrojado Jimin.

Cuando encontraron la cafetería, el chico como todo un caballero le abrió la puerta y le acomodo la silla para que se sentará, ordenaron chocolate caliente y desde entonces el mayor mira fijamente al menor.

–Es que te miras muy tierno con la nariz roja.–

–Me alegra que el hecho de que me dé un resfriado le guste tanto.– Sonrió tímido.

El chico rio un poco. –No, no es eso. Es que encerio me pareces un chico muy lindo, te miras adorable sonrojado.–

–Tonterias.– Susurró Jimin haciendo sonreír al chico.

La chica que los atendía, les dió sus chocolates calientes, le agradecieron y siguieron conversando mientras bebían. Después de una agradable conversación, sobre que tal les fue en el día y por algo de coqueteo por parte del mayor este propuso algo.

–Te propongo algo.–

–Dime.–

–Ya que por mi culpa te resfriaste, ¿Que dices si te invito a mí casa? Te secas, te daré algo para que te mejores y si te incómodo, personalmente iré a dejarte a tu casa.–

Jimin bebió y lo miró. –En primera, no es su culpa, yo decidí quedarme en la acera, además ya estaba empapado cuando me ayudo.– Dió otro trago. –En segunda es un extraño.–

–Esta bien, entiendo, tienes muy buenas razones.– Bebió. –No quiero seguir siendo un extraño, así que, ¿Cuando estás libre?–

Jimin río un poco. –Es muy directo, ¿Sabia?–

–De hecho, si, me lo dicen muy seguido. Entonces, ¿Que dices?–

–Vere que día tengo libre.– Jimin se levantó. –Gracias por el chocolate.– Sonrió mientras buscaba dinero para pagar.

–Oh, no.– Lo detuvo. –Yo pagaré, no te preocupes.– El chico busco el dinero y lo dejo en la mesa, debajo de la taza del chocolate.

Ambos caminaron a la salida. –Bueno, otra vez, le agradezco.–

–No hay de que.–

–Me tengo que ir.–

–Al menos dame tu número de teléfono.–

–¿No se rendira, cierto?–

–No.– Sonrió. –Y te lo propongo nuevamente, ¿Seguro no quieres ir a mí casa?–

–Mi casa está cerca así que no, gracias.– Jimin camino.

–Entonces te acompaño.– Jimin suspiro. –Aun no me has dado tu número.–

–Y no se lo daré.–

YoonMin vs VKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora