Sucumbiendo al deseo II: Akeno Himejima

12.2K 310 66
                                    

Continuamos con la historia, de nuestro dragón de los pechos favorito en una aventura que muchos quisieran y que por fin se sale del cliché ridículo de la traicion.

Descargo de responsabilidad: High School DxD no me pertenece, es propiedad de Ichiei Ishibumi.

- Todo va a estar bien - Persona hablando

" Esto no puede ser real" Pensamientos

- Te lo advertí Aibou - Ser sellado en una Sacred Gear

- Necesito que te encargues de esto - comunicación por sello u holograma.

Temporada de celo

Capitulo 3: Sucumbiendo al deseo II: Akeno Himejima

Si miraba hacia atrás en su vida, siempre pensó que su vida seria miserable, al menos ese fue el pensamiento que la invadió en cuanto perdió a su madre, siempre huyendo de un lado al otro y viéndose en la necesidad de usar los conocimientos que tenia sobre exorcismos para ejercer como una joven sacerdotisa exorcizando demonios y así poder sobrevivir en un mundo cruel en el cual estaba sola por decisión propia, así era la vida de Akeno Himejima.

Cuando conoció a Rias luego de un exorcismo que la puso en contacto con la familia Gremory finalmente vio una luz de esperanza al final del camino, lo cual le parecía irónico pues esa esperanza venia de un demonio, pero era su mejor oportunidad y cansada de huir decidió tomarla. Esa fue su mejor decisión en ese momento, pues llego con un buen clan el cual por encima de todo vieron en la pelinegra la oportunidad de darle una amiga, una hermana y una futura reina a su hija, fue así como su relación de amistad con Rias Gremory inicio y a quien en ese momento volcó todos sus sentimientos para procurar no perder ese lazo como lo hizo con su madre, es por eso que se esforzó por forjar con fuerza ese lazo de cariño y confidencia entre ellas, pues quería estar para ella siempre, aunque por lo que fue aprendiendo con los años, quizás ella no seria suficientemente capaz de ayudarla cuando tuviese que compartir destino con otras muchas mujeres del inframundo.

Para cuando se entero de el destino de Rias por boca de la misma, no pudo hacer mas que abrazarla y consolarla, se sintió impotente pues no podía salvarla de lo que le esperaba, si lo pensaba bien parecía ser ese el momento en el que cualquier intención que tuviese de a futuro relacionarse con un hombre en un plano mas romántico murió para ella, no es que tuviese interés en los hombres de igual manera pues conforme crecía y como reina de Rias la acompaño a muchas galas, donde vio como a su amiga muchos hombres jóvenes y viejos la veían solo como un trofeo, una escalera o un impulso de poder sociopolitico para sus ambiciones o como solo un pedazo de carne que les gustaría probar, no es que ella se quedara atrás, muchos jóvenes también apuntaban a ella, los halagos y las sonrisas, todo falso y ella podía notarlo, veía esas oscuras y negras intenciones que trataban de esconder de sus ojos sin lograrlo realmente ni con ella ni con Rias.

Esa interacción con todos esos patanes ambiciosos redujo considerablemente su interés en los hombres al punto de que cuando llegaron los primeros miembros masculinos del séquito de su hermana pelirroja no les presto mayor atención, de hecho desconfiaba de ellos debido a sus experiencias pasadas, sin embargo los toleraba debido a que eran parte del grupo y con el tiempo llego a apreciarlos como camaradas, pero no mas allá de eso. Sin embargo retomando el hilo de sus pensamientos, fue saber que su mejor amiga tendría que sufrir al lado de ese egocéntrico piromaniaco de Riser Phoenex le destrozo el corazón, no tenia como ayudarla, no tenia aun el poder como para salvarla y recurrir a esa parte de ella que tanto odiaba en ese momento estaba fuera de cuestión, ahora se preguntaba si de haberlo usado en ese instante podría cambiar en algo las cosas, especialmente porque tenia miedo, si Rias se casaba con ese pollo egolatra, estaba casi segura que el no tardaría mucho en querer ejercer su poder como el esposo de Rias sobre ella y poder abusar de ella sin contemplaciones, eso le generaba asco y sin saberlo en ese momento implantaba una idea en su mente, si se llegaba a dar el caso, se suicidaría antes de que ese malnacido se atreviese a siquiera ponerle un dedo encima.

Temporada de celoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora