Peleas

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No hay relación perfecta. Y cuando el amor es puro y sincero, entonces lo es menos.

Jimin y Byul no solían pelear demasiado, a veces discutirían porque ella querría comer algo salado y él tendría ganas de algo dulce.

O se ignorarían una hora completa porque simplemente uno estaba de mal humor, o porque las bromas habían llegado muy lejos.

Tal vez solo no entenderían el porque de las acciones del otro y pelearían, entre gritos, quejas y palabras hirientes. Se lastimarían el uno al otro y las lágrimas scompañarían los gruñidos frustrados.

Pero se amaban, se amaban como nadie había amado jamás. Porque Jimin era el omega de Byul tanto como ella era la alfa de Jimin.

Y aún así peleaban, y seguirían peleando, porque era parte de amar, así que pelearían, una y otra vez. Porque no había relación perfecta.

Jimin era un omega precioso, no necesitaba maquillaje, ni dietas, ni arreglos superficiales.

Dijeran lo que dijeran, él no necesitaba nada más que su cálido corazón para ser todo lo que Byul necesitaba.

Y aún sabiendo eso. No había forma de que su relación fuera perfecta. Y ahí, frente al tocador, se dieron cuenta de ello una vez más.

—Solo quiero verme bien para tí.

—Tú ya te ves bien para mí, te ves excelente. Sabes que nadie nunca te mirará más perfecto de lo que te veo yo, así que deja de usar eso de excusa.

—Byul, por favor, deja de discutir. —el omega la miró a través del espejo en el tocador, sosteniendo el labial entre sus dedos.

—Me molesta. —Byul se levantó de la cama y caminó hasta la puerta de la habitación. —Si quieres verte bien para alguien, que sea para ti, no para ese imbécil. —gruñó cerrando la puerta de golpe al salir.

Jimin sintió su quijada temblar, un sollozo salió de sus labios mientras trataba de contener el llanto.

Miró su reflejo y se odió. Su pareja tenía razón, lo sabía, pero no podía evitar hacer lo que hacía, así que tragándose su llanto continuó aplicando el labial.

Del otro lado de la puerta Byul suspiraba recargada contra ésta escuchando los sollozos detenerse.

Odiaba hablarle así al que consideraba su omega, su precioso y pequeño omega.

Su mirada se desvió hacia el reloj de pared que había en el recibidor del departamento. Gruñó para sus adentros viendo la hora. En treinta minutos más tendrían que salir de su hogar para encontrarse con aquel alfa que estaba cortejando a su pareja, aunque el omega lo negara una y otra vez.

Los minutos pasaban con lentitud cuando Jimin salió de la habitación, cabizbajo y tímido. Byul se encontraba sentada en el sillón, dándole la espalda a su pareja.

Se rehusaba a ver lo hermoso que se había puesto el menor para alguien que no era ella.

—¿Byul? Estoy listo. —Jimin se acercó a su alfa para tocarle el hombro, pero apenas estiró su mano de cortos y gorditos dedos, Byul se levantó y lo encaró.

Tragó en seco al ver su rostro indiferente.

—¿Y qué? ¿Quieres que te aplauda?

El omega bajó la mirada dolido cuando ella ni siquiera se detuvo a ver el esfuerzo que había puesto en su apariencia. Apretó los puños y negó levemente con la cabeza, podía sentir el enojo de su alfa a través del lazo, lo intimidaba y lo hacía encogerse en su lugar.

Byul pasó por su lado evitando tocarlo por temor a no poder controlarse. No lo acompañaría, Jimin lo supo cuando la puerta de la habitación compartida se cerró a espaldas de la mujer.

Su lobo gimoteó en su interior, llorando por el perdón de su alfa, él mismo quería ponerse a llorar y suplicar porque lo perdonara.

Inhalando hondo trató de controlar sus ganas de llorar y salió del departamento.

Jimin y Byul podían ser catalogados por muchos como la pareja perfecta. Amorosos como lo eran, protegiéndose de todo y confiando ciegamente en el otro. Sin embargo, no todo es como se aparenta, y tristemente, ellos también tenían sus defectos.

Y cuando se peleaban, parecía que todo acabaría.

Byul sacó una maleta del armario y comenzó a llenarla de ropa.

Jimin entró al lujoso restaurante y caminó entre las mesas siguiendo al mesero hasta la que le correspondía. Un hombre vestido formalmente lo esperaba con una sonrisa en ella, el omega sonrió levemente y se inclinó para besar la mejilla de aquel alfa. La marca en su cuello dolió.

Siendo Uno || Moonbyul x JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora