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Después de alejarla, la llevé más profundo del bosque, ella tomó mis hombros y empezó a besarme de nuevo. Había tenido novios, me había besado con gente de la que creía estar enamorada, pero nunca sentí una conexión tan grande, ese cosquilleo y el que se me erice la piel; en un momento nos separamos porque ya no podíamos respirar y aunque hacía frio y eran las 7 de la tarde, acá, junto a ella en el medio del bosque, lejos de nuestros compañeros, profesores y familiares, no podía sentirme más segura y abrigada.

Estaba oscureciendo así que decidimos volver. Ella volvió a tomar mi mano y mientras me sonreía me llevo corriendo hasta la cabaña, fue precioso verla sonreír así, sentía que en cualquier momento iba a llorar. Las dos estábamos sonrojadas y con los labios rojos cuando llegamos, creo que era muy difícil ocultarlo...

En medio de la noche, cuando nuestras compañeras de cuarto ya estaban durmiendo, sentí un peso sobre mi cama, levanté la mirada y ahí estaba Ana, parecía nerviosa, entonces me preguntó – "¿Puedo dormir contigo? Tengo frio..." (susurrando). Yo asentí con la cabeza y ella se recostó a mi lado, caímos en un sueño profundo y preferimos no pensar en lo que pasaría si nuestras compañeras o profesores nos encontraban así en la mañana.

thin lips ;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora