Un escalofrío me recorrió por completo al escuchar aquella voz. William Laughton estaba delante de mí. ¿Cuándo llegaba y porqué yo no estaba enterada? ¿O si estaba enterada?
Se levantó del sofá y caminó hasta mí. Lo único que nos alumbraba era la luz de la luna que se filtraba por la ventana.
-Quita esa cara, Sky. -dijo con aquella voz grave que lo caracterizaba. – Parece como si hubieses visto a un fantasma.
-Papá...yo... -tartamudeé.
Lo vi hacer una mueca.
-Hueles a tabaco, alcohol y quien sabe a qué otras sustancias. -comentó.
William Laughton, un coronel perteneciente a el ejército de los Estados Unidos. Un hombre alto, calvo, con cuerpo muy trabajado a base de ejercicio y quien lo viera sabría que no aparentaba sus 47 años de edad, una voluminosa cicatriz adornaba su rostro desde el comienzo de su ceja hasta la parte alta de su pómulo. Siempre ha tenido esa personalidad demandante e imponente, no en vano espantaba a cualquier ser masculino que se me acercara -a excepción de Tyler-. ¿Era cariñoso? Aunque suene poco creíble, si lo era. Mamá, Kayden y yo siempre hemos sido su tesoro más grande, o eso decía, le restaba credibilidad el echo de que más de tres veces al año nos dejara solas.
- ¿No dirás nada? -cuestionó haciendo un gesto de molestia. - Son las tres de la mañana, Skyler.
-Amm... ¿Buenos días? -sonreí inocente alzando los hombros.
Negó decepcionado y suspiró.
-Está de más decir que tenemos que hablar, ¿cierto? -me miró.
Y esa fue la gota que colmó el vaso. ¿Quién se creía?
-Está de más decir que te fuiste más de seis meses y ahora solo quieres venir a imponer, ¿cierto? -pregunté molesta. – Tengo veintiún años, papá.
-Entonces, compórtate como tal. -recriminó.
Ambos nos miramos fijamente, aún sabiendo que tenía todas las de perder mantuve mí postura, Y entonces, me dejé vencer por su imponente presencia.
-Si ya terminamos, entonces me gustaría subir a mi habitación a dormir -fingí un bostezo.
Con un movimiento de cabeza me indicó que subiera. Cuando estuve dispuesta a hacerlo me detuvo. Ah, lo había olvidado.
-Descansa, padre. -besé su mejilla.
-Descansa, Skyler.
***
La sensación húmeda y peluda contra mi mejilla me hizo abrir los ojos de golpe. Lo primero que visualicé fue el enorme y apestoso hocico de Cooper justo frente a mí. ¿Cómo había entrado a mi habitación?
-Eres un asco -bufé.
Me levanté de golpe y una punzada en mi cabeza me hizo caer en cuenta de la pesada resaca que me había buscado. Tomé mi móvil del buró junto a mi cama y me dispuse a bajar con el Air Dale Terrier a mi siga. Olía a hotcakes y eso me encantaba.
- ¿Quién dejó entrar al perro a mi habitación? -pregunté al llegar al comedor donde se encontraban todos.
-Buenos días a ti también, jovencita. -dijo mamá mirándome severamente.
Vamos Skyler Alexandra Laughton, tú puedes aguantar el sermón tan grande que van a darte.
Miré intercaladamente a mi familia. Mamá se veía molesta, Kayden -quien tenía restos de mascarilla en el rostro- me miraba con desaprobación y papá... es papá. Me senté cautelosamente y evitando sus miradas me serví un par de hotcakes.
-Yo tengo una duda, Sky. -dijo mi madre de repente.
-Mhm... -murmuré mientras comía.
- ¿El celular es de juguete? ¿Tienes pérdida de memoria? -preguntó irónica. - ¿O cuál fue la razón por la que no llegaste a recibir a tu padre ayer?
Y entonces mi tenedor quedó a medio camino hacia mi boca, miré a mi hermana esperando una ayuda y ella solo señaló mi móvil con su mirada. Cuando la pantalla se iluminó vi dos llamadas pérdidas de Tyler, mensajes de Lindsay, pero lo que más destacaba... doce llamadas pérdidas de Kayden, veintitrés de mamá y treinta y tres mensajes de esta. "¿Dónde estás?" "Ya estamos en el aeropuerto" "Mamá está muy molesta" "En media hora llega papá" "Más vale que comiences a rezar, Alexandra", decían los primeros mensajes de mi hermana. Y los de mamá... no quería siquiera abrirlos.
-Mierda. -murmuré.
-Skyler, -reprendió mi padre.
-Yo...
-Dos horas, Skyler. -exclamó mi madre. – Dos horas estuvimos esperándote con tu padre. Creímos que como mínimo llegarías a Moyo's a cenar con nosotros. -se detuvo. – Pero no llegaste.
-Lo lamento, en verdad... -dije rápidamente. – Lo olvidé y lo lamento, pero...
-Sin excusas. -me detuvo.
El desayuno transcurrió entre un silencio incómodo los primeros minutos, carcajadas y coqueteos entre mamá y papá y mi pequeña hermana de 12 años perdida en su móvil. Me sentía incómoda y culpable pero no había marcha atrás. Papá no me había dirigido la palabra en todo el desayuno -más que para reprenderme-, sabía que no estaba molesto sino... triste y decepcionado. Acostumbrábamos a ir toda la familia a recibirlo a el aeropuerto y luego ir a cenar a su restaurante favorito, pero esta vez lo había olvidado... o me había obligado a mí misma a hacerlo.
-Conseguí quién nos ayudara con la mudanza. -comentó papá mientras llevaba sus platos al lavatrastos.
Kayden y yo nos miramos confundidas.
- ¿Mudanza? -preguntó ella.
Las miradas entre mamá y papá no pasaron desapercibidas. Papá apoyó ambos brazos en el respaldo de la silla de mamá dejando ver sus tatuajes.
-Su madre y yo queríamos hablar de este tema con ustedes... -comenzó.
-Preferimos hacerlo cuando su padre estuviera aquí, y pues ahora es cuando. -rio nerviosa.
Me enviarán a un internado, o peor aún... me darán en adopción, pensé.
-Ruby y yo estuvimos hablado estos meses que estuve ausente...-explicó para después suspirar. -Niñas... he tomado una decisión...
Nos darán en adopción, confirmado. Incrédula, enarqué una ceja mirándolos.
-...me retiré de mi cargo en el ejército.
Ay, no.
-Mi servicios y deberes para el gobierno han terminado. Quiero una vida diferente, lejos de las armas, de la violencia, del ajetreo social... simplemente lejos.
Me niego a oírlo.
-Iremos a vivir al campo con los abuelos. -dijo por fin.
Ya lo oí.
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Heeey, les he dejado dos capítulos, ¿pero, porqué sólo dos? Porque a partir de este capítulo se viene lo mááááás interesante de la historia y con estas partes quiero que se den una idea de lo que está por venir. ¿Les ha gustado? Cuéntenme.
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UN CORAZÓN DESBOCADO
Ficção AdolescenteDicen que la vida en el campo es hermosa, que no hay aire más puro que el de aquel lugar. Pero, eso no es lo que piensan Skyler y su pequeña hermana Kayden quienes reciben la noticia de que irán a vivir a la granja de los abuelos Laughton tras el re...