Te sentías mal, muy mal después de lo que sucedió esa tarde, aún no te ibas, ya era algo tarde... Pero debías remediar lo que había pasado, no necesitabas más problemas, y más con quien te había ayudado cuando realmente no sabías que hacer.
-____ ¿Estás sola?
-¿Hm? Oh, Ivanov.
-Si deseas dime Alexander.
-Aqui prefiero llamarte Ivanov.-Soltaste una risilla.-
-Va, ya van a ser las 23:00 ¿Quieres que te espere?
-En absoluto, tranquilo. Conseguí una casa cerca de aquí.
(-)
🛑ALERTA ROJA, REPITO, ALERTA ROJA. 🛑
-¿Y el super intendente?
-SE LO HAN LLEVADO JUNTO A OTROS DOS AGENTES.
-QUIERO A TODAS LAS PUTAS UNIDADES BUSCANDO A LOS TRES AGENTES, AHORA. Greco, quienes fueron los otros dos.
-Gonetti e Ivanov.
-Joder...
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-NO, POR FAVOR... SE OS RUEGO.
-Vas a sufrir, Conway.~
-Os daré lo que me pidan, se los daré... ¿Que quieren? ¿Dinero? ¿Armas? Joder...
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-¡NO! ¡IVANOV... GONETTI!
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-¿Pero qué ha pasado? ¿Por qué no hay nadie en la comisaría? -Tomaste tu móvil y marcaste a Conway.- Tío, que pesado.
-Tenemos a los sujetos, dos caídos, repito, dos caídos. -La radio se encontraba prendida.- Uno parece ser el superintendente.
-10-4, mándame ubicación.
-¿Conway...? QUÉ. –Tu desesperación incremento, tus labios se secaron en un instante, sus manos temblaron, no podías creerlo, claro que no... El no estaba muerto ¿Verdad? CONWAY NO PODÍA MORIR.–
Habían pasado unas dos horas, te quedaste sentada en el despacho del superintendente abrazando tus piernas ¿Por qué estabas tan... Ansiosa? ¿Por qué lloras? Son preguntas que ni tu misma te respondías.
-¿_____? -Una voz conocida, por fin. No estabas sola.-
-VOLKOV. ¿Dónde está Conway...?
-____, Ivanov y Gonetti murieron. El superintendente está en el hospital, ¿Vienes?
-Ivanov... ¿Murió...?
Un balde de agua fría cayó sobre ti, tu piel se erizó, tus ojos se aguaron nuevamente, las lágrimas bajaron por tus mejillas. Tenías a Volkov en un aprieto, realmente no sabía que hacer, era un hombre muy frío pero también se encontraba bastante mal por lo sucedido. Sin mucho que decir se acercó, te rodeó con ambos brazos y tú te aferraste al contrario, apretaste su uniforme mientras desahogadas tu llanto y pareciera que el también soltó algunas pequeñas lágrimas.
