El tintineo de la pequeña campana en la entrada llamó su atención, ya era tarde y el local estaba a tan solo unos 5 minutos de cerrar sus puertas.
Levantó su cansada mirada de la revista de postres del local, observando completamente asombrado a su mejor amiga, mojada por el incesante diluvio que asolaba la ciudad.—Te enfermarás.
—Buenas noches también Hiroshi.
El hablar de su amiga era cansado pero en el, aún se podía identificar un leve tono a sarcasmo.
—Buenas noches señorita, ¿desea ordenar algo? Estamos a punto de cerrar.
—Me gustaría un café expresso para llevar joven, disculpe la osada interrupción.
Ambos se miraron juguetonamente en señal de complicidad para soltar sonoras carcajadas. Después de unos 3 minutos ambos finalmente se cansaron y se miraron cara a cara, sin dudas cualquiera que los hubiera visto, podría decir que había una chispa flamante de amor o romanticismo, clásica del verano juvenil de alguna novela romántica, pero desafortunadamente esto no era así.
—¿Cómo vas en la reparación de Urán? —preguntó ella sentándose en uno de los cómodos asientos del local. Dejando colgado en el perchero su grande abrigo, completamente mojado.
En el fondo conocía la respuesta del joven, pues su hermano en verdad estaba enamorado de él, y siempre le contaba a detalle la vida de su amigo, sin embargo, Hiroshi era más modesto, así que prefería escuchar esa vida por los labios de él. Hace tiempo que su compañero de travesuras quería demostrar que no necesitaba todo el tiempo los mimos de su hermano mayor sobre él.
—Bien, supongo.
Era de esperarse que no se encontrara bien; la presión universitaria, el arreglo de Urán así como el atender en un determinado horario la cafetería de su abuelo, podría ser agitador más aún con la constante frustración de los problemas en su relación amorosa, sin duda podría ser una pesada carga en sus hombros.
—Motoko, ¿cómo vas con Ban?
Suspiró resignada, al ver que dejaba de lado su vida personal por la de ella, eso sin dudas, no era una buena señal; recordó ser tutora del pequeño amigo de la hermana de Hiroshi, era sin dudas abrumante la situación de su día a día, el chico era inteligente de eso no había dudas, pero, se distraía con bastante facilidad además de recibir constantemente indeseables llamadas.
—Ban va bien, aprende muy rápido, solo que es cansado ser interrumpida por las llamadas de...
Escuchó atento la voz irritada de su amiga, ya llevaban meses hablando del mismo tema, aquel joven no se rendiría tan fácilmente. Ahora comprendía que el chico no la dejaría tranquila. Recordaba molesto la noche que ella legó a su apartamento asustada.
—¿Quieres hablar sobre eso?
—¿No estabas a punto de cerrar?
—Sabes que mi abuelo nos dejará hablar a gusto, cerraré las persianas.
Se levantó del asiento para cerrar debidamente el local, dejando de lado la bella pero tétrica vista de la calle completamente solitaria y siendo solo alumbrada por aquella lámpara. El aroma a granos de café mezclado con la esencia del caramelo llamó su atención. Volteo su mirada a la cafetera, y observó a su amiga prepararse un café expresso.
—¿Quieres uno? Yo invito.
Negó sonriente ante la oferta de su acompañante, sin duda esa sería una larga noche de viernes.
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Cicatriz sabor café.
Short StoryTodos los días, él venia a la misma hora, solo para ordenar una taza caliente de café y un pastel de amargo chocolate. La misma hora, la misma rutina, pero aún con todo lo rancio de mi vida, me gustaría poder probar algún día, la dulzura de sus ojo...