Antes de comenzar, les pido de la manera más amable de leer la descripción de la historia en donde se encontrarán algunas advertencias que se tomaran en cuenta, gracias.
Un aroma delicioso a caramelo se percibía en el aire, proveniente del interior de aquel desconocido local. Observó cuidadoso el lugar, admirando incluso el impecable vidrio que mantenían, sin duda era nuevo aquel local, pero por lo que podía observar aún no era tan frecuentado, lo normal en una ciudad en donde es cotidiano ver centros de ocio. Curioso vio al interior del mismo, encontrándose con un joven de cabellos castaños y ojos canela acomodando las sillas internas y colocando algunos bizcochos de ramillete en el mostrador de la barra. Sin duda era evidente que el local apenas estaba abriendo sus puertas para un nuevo día, encantado por el delicioso pero fuerte aroma a café del mismo, meditaba la elección de entrar a tan hogareño lugar; decorado con algunas pinturas artísticas e incluso puede que esté acompañado de música clásica. El dolor se hizo presente, de nuevo su cabeza dolía a tan tempranas horas del día, sin duda necesitaba visitar un médico, pero lo haría después de sus clases.
Se quedó quieto, afuera del local, observando cómo el muchacho colocaba en un antiguo tocadiscos un disco de vinilo, sin duda sería un lugar interesante al conservar rasgos de la antigua época; el pitido de su reloj de bolsillo, le anunciaba que eran las 10:30 de la mañana, quizás aún podía comprar algo para ir comiendo en el camino. El tiempo era justo a su favor. Sonrió coqueto ante la posibilidad de comprar algún pastelito acompañado de un café para su pareja, quien llegaba al laboratorio dentro de una hora para recoger su trabajo olvidado.
El tintineo de la campanilla, llamó su atención, sonrió cansado, pues esa mañana no había sido de las mejores en su molesta semana de exámenes. Su jornada laboral si bien no era pesada, el estudio de robótica sin dudas le quitaba el aliento por las nulas horas de descanso y sueño que poseía, sin embargo, debía pagar el alquiler del departamento por sí mismo, y no dejar que su actual pareja pague todo por él, sus cuentas eran solo suyas, además de que en fondo no quería vivir en aquella lujosa mansión.
—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle?
Pregunta amigable a su nuevo acompañante, intentando no demostrar su evidente cansancio, el chico a su lado sonríe coqueto, mientras se acomoda aquella bata blanca.
—Un té de lavanda para llevar, y un rol de canela.
Pensaba pedir el café como lo había planeado, pero las cuentas del laboratorio no se pagan solas y el límite del escaso dinero le hacía entrar en razón, ya después compraría algo para comer.
—En seguida se lo entrego.
Escucho su voz, calmada y gentil, sin duda el chico era amable; recargo sus manos en el mostrador, esperando su pedido, curioso tomó el catálogo de pasteles. Grandes, pequeños, y de todos los sabores que podía imaginar.
—Aquí está su pedido.
Le escucho hablar además de ver cómo le entregaba el pastelito en una hermosa caja pequeña, decorada con un hermoso moño color lila. Su té se encontraba servido en una lata de color transparente.
—Muchas gracias.
Sin dudar, pagó el dinero establecido en el catálogo y un poco más.
—Espere, su cambio joven.
—No, quédate con el, probablemente regrese, suerte.
Tomó su pedido y salió corriendo del local tras escuchar de nueva cuenta el pitido del reloj, sin duda será una tarde ajetreada para ese joven, sonrió juguetón al imaginarse que quizás ese chico estaba aún más ocupado de lo que él lo estaba.
Dedicada a kyle_bronte, por apoyarme en este proyecto y ser una muy buena amiga, muchas gracias cariño.
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Cicatriz sabor café.
NouvellesTodos los días, él venia a la misma hora, solo para ordenar una taza caliente de café y un pastel de amargo chocolate. La misma hora, la misma rutina, pero aún con todo lo rancio de mi vida, me gustaría poder probar algún día, la dulzura de sus ojo...