Una princesa que tiene todo, familia, dinero, la vida perfecta para muchos, pero para ella es la peor pesadilla.
Ella al intento de ser normal, se ¿enamora?.
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-Te amo- dijo la chica completa mente enamorada de aquel...
Me desperté de mal humor, porque era lunes, día de cinco mil clases, odiaba mi vida, me pare y me bañe, me puse lo que mi madre escojio para el día de hoy:
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¿A quién demonios se le ocurrió crear los vestidos?
Me diriji a desayunar con mi familia. Solo llegué y me senté de mala gana.
—buenos días cariño— dijo mi padre
—si a buenos días te refieres a cinco mil clases y no poder salir de este lugar, buenos dias— dije sarcástica
—hija lo hacemos por tu bien— dijo mi madre amablemente
—si tu lo dices—
Megan, mi hermana, bajo.
—Buenos días familia— dijo al sentarse.
Siempre alegre.
Me empalagaba como era, siempre tierna y dulce, nos llevamos solo tres años yo tengo 16 y ella 13.
—Buenos días cariño, hoy en la noche iremos a una reunión en el salón de los Smit—dijo mi padre
—solo son reuniones se señores, yo no voy— dije metiéndome a la boca un pedazo de sandia
—hija no están malo—
—¿qué no es tan malo?, solo van señores, no tengo amigos solo tengo a Sara que tiene como veinte años más que yo— pronuncie con la boca llena de sandia
—ay, por favor t/n come bien, por estas actitudes es que nesesitas las clases— dijo mi mamá con cara de desagrado
Mi familia siempre a buscado que me comporte bien pero no lo logra, siempre como mucho y eso le enoja a mi mamá, quiere que tenga un cuerpo perfecto, pero a mi me vale.
Me encantaria comer una hamburguesa, Sara, mi nana, me ha dicho que saben muy ricas.
—bueno, no puede ser tan malo— dijo Megan
—aja, si, lo dices por que si hay niños de tu edad, pero de la mía no— dije y ahora me metí un trozo de pollo
—no puedes comer pollo t/n, altera tus hormonas— dijo mi madre un poco molesta
—¿qué?— dije tragandome el pollo
—recuerda que te hace daño—
—claro que noo— metí más trozos a mi boca
—basta t/n te vas a tu cuarto y no sales— alzó la voz
—mejor así, no voy a su jodida reunión— susurre
—oh si, claro que iras— dijo mi madre
No hice caso y me fui a mi habitación, me acosté boca abajo. Tocaron la puerta.
—¡¡pase!!
—sabía que no te podias estar sin comer— dijo Megan entrando con unos panqueques un vaso de leche y un tazón de fruta en una charola
—Me conoces taan bien— dije tomando la charola
—sobre la reunión, emm, creo que si irán chicos de tu edad
—como sabes— tome el casi y bebí hasta la mitad
—me metí al despacho de mi papá y vi que se van a unir familias nuevas, a lo mejor y tienen hijos— dijo tomando un pequeño pedazo de mis panqueques
—¡hey, hey! deja mi comida— reí bajo— bueno pero, no se no quiero ir
—anda, que voy hacer sin mi hermana mayor ahí— hizo puchero
—que ridícula, siempre me dejas como perro abandonado
—prometo que esta ves no— hizo otro puchero juntando las manos en forma de súplica
—manipuladora te odio, pero esta bien
Mi hermana y yo aunque fuéramos polos completamente opuestos no peliavamos y ella no era de las típicas que me acusan con mamá, pero odio que sea tan dulce y muy correcta.
Pasaron mis cinco mil clases, dieron las seis y mi mamá mandó con Sara un vestido super rosa.
Asco.
El peor vestido, pero lo que derramó el vaso fueron esos tacones, se caminar, pero me canso muy rápido.
El vestido era un rosa pastel largo hasta los tobillos, ajustado en las partes que debería, los tacones eran unos rosa pastel de punta delgada.
Llegaron las maquillistas, el maquillaje era cálido. El peinado básico, cabello suelto y en ondas.
Lo peor del mundo, terminé y baje, la típica bajada de princesa pero obviamente tenía que ser yo y me tropecé no me caí pero mi madre me vio horrible, solo reí y nos fuimos en la limosna.
Cuando bajamos nos anunciaron como la familia Berry, nos metimos y nos llevaron a una mesa reservada, el lugar era gigante y había mucha comida.
Cuando se despistara mi madre iré por uno de esos rollitos de queso.
—te dije que no sería tan malo— dijo Megan que estaba a un lado de mi
—si tu lo dices, lo único bueno de aquí es la comida— susurrando para que mi madre que estaba aún lado no me escuchara
—oye megan quieres ir al jardín— dijo un niño vastante lindo, se veía de doce o trece
—si claro
Sabía que lo haría eso, sólo tomé un trago de agua que estaba enfrente de mi.
Pasaron diez minutos y mis padres fueron a saludar a quien sabe quien, aproveche y me fui por un rollito de queso, pero cuando llegué ya no había.
—tragones, no quedó para mi— susurre para mi
—al parecer no quedaron más rollitos— dijo una voz masculina y di un salto
—me asustaste
—oh, lo siento no era mi intención, soy Tayler— dijo aquel chico
—t/n— dije sin tomar interes
—al parecer eres la única chica que no tiene más de veinte años— dijo de alguna forma graciosa que solté una risita
—16, ¿y tu?
—17, solo un año de diferencia, pero ven te presento a un amigo— tomo mi mano y me guió a una mesa no tan lejos de la que estaba
