Empezar de nuevo...¿Puedo?
Hoy termino este viejo y maloliente cuaderno, después de llenarlo con historias y cuentos baratos he decidido escribir mi historia en un especie de diario, es curioso, siempre creí que era una perdida de tiempo y mírenme ahora... que mas da.
Debo decir que escribir me ha permitido mantenerme cuerda en todo este tiempo, tres años son los que llevo en esta celda pagando por un crimen que no cometí, poco falto para que me sentenciaran a pena de muerte, aveces pienso que eso hubiera sido lo mejor, pero la muy perra de Shion y el bastardo de Nagato se las ingeniaron para que me condenaran por muchos años. Supongo que nací para la desgracia y el infortunio.
Si alguien me hubiera dicho hace unos veinte años atrás que terminaría en la cárcel, me hubiera reído en su cara, nací en una familia acomodada en el centro de Nueva Orleans, no eramos multimillonarios pero mi padre tenia lo suficiente para darnos unos que otros lujos, soy la menor de cuatro hermanas, mi madre solía decirme que era la mas bella de las cuatro y que merecía casarme con un hombre rico que estuviera dispuesto a poner todo bajo mis pies, vaya idiotez. Crecí siendo egoísta y algo engreída supongo que fue porque recibí todo a manos llenas, la adolescencia llego y con ella la arrogancia, era tanta mi rebeldía que en mi afán de contradecir a mis padres sostuve una relación con un hombre mayor por algunos años, hasta que decidí fugarme con el, quien en varias ocasiones dijo amarme y pues... le creí.
Viajamos a virginia donde me bajo la luna y las estrellas, sin importar lo posesivo y celoso que fuera conmigo lo seguía a todas partes, porque creía fielmente que me amaba, aun cuando mis padres trataron de llevarme a casa a rastras les confesé que estaba embarazada, vi por primera vez la ira y la decepción en sus ojos, mi madre me abofeteo gritando que estaba muerta para ellos, que jamas en mi vida los buscara, que si llegaba hacerlo ella misma terminaría con mi vida, el dolor que sentí fue terrible pero ese solo era el comienzo, mi pareja no tomo bien la noticia de mi embarazo, comenzó a ser distante unos meses después descubrí que yo era la otra, la amante. Si, él estaba casado, casado con tres hijos, al enterarme le reclame y amenace con decirle todo a su esposa, grave error, me golpeo con tal salvajismo que creí que moriría, caí en coma por algunos meses, cuando desperté lo primero que hice fue preguntar por mis bebes, cuando me dijeron que había perdido a mis gemelitos simplemente me desmorone.
Vague sola por las calles de una extraña ciudad, sin nadie a quien recurrir, el supuesto amor de mi vida dejo de buscarme porque claro, ya había tenido lo que quería, mi familia no quería saber nada de mi y todo por ilusa, con tan solo diecinueve años creí haber experimentado lo cruel de la vida, quien me iba a decir que aun me faltaba.
Estar sola en la calle me hizo presa fácil para la delincuencia, perdiendo lo poco que me quedaba, eso sin contar a los acosadores que quisieron aprovecharse de mi en mas de una ocasión, con uñas y dientes me defendí, pero eso no fue suficiente cuando una pandilla de prostitutas se abalanzaron sobre mi, según porque quería quitarles clientes, no me dejaron explicarles que solo caminaba por ese lugar cuando entre todas me golpearon sin piedad, usaron lo que se encontraban para golpear mi cuerpo, eran tantas que simplemente no podía defenderme, otra vez vi mi vida pasar frente a mis ojos sin que pudiera hacer algo al respecto, mis ojos se llenaron de lagrimas al ver lo patética que había sido mi vida, eso era todo, pensé, después la tristeza paso a convertirse en coraje, coraje porque no había sido lo suficientemente fuerte para proteger a mis hijos, lo suficientemente inteligente para darme cuenta de que Kiba solo jugaba conmigo, lo suficientemente sagaz para ver que mi familia no era mi enemiga, lo que me estaba pasando solo era el producto de mis malas decisiones. Cuando estaba perdiendo la consciencia logre escuchar el sonido de unas sirenas, después todas esas mujeres comenzaron a correr en diferentes direcciones, yo solo centre mi intención a dos siluetas que se dirigían hacia mi, para después desmayarme.
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One Shot: No todo es miel
Short StoryLos personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, pertenecen al Mangaka Japones Masashi Kishimoto. Las imágenes no son mías créditos a sus respectivos creadores. One Shot