Capítulo 25: Castigada

644 71 12
                                    

"Todo tiene su tiempo;
empújalo y será demasiado pronto;
rétenlo y será demasiado tarde.
En el momento correcto no habrá nadie que lo detenga".

Miriam

El molesto ruido de la alarma me despertó. Miré la hora 6:30 am. Suspire levantándome de la cama y arrastrando mis pies me dirigí hacia el baño del pasillo para cepillarme los dientes y tomar una ducha.

Se estarán preguntando ¿Por qué levantarse temprano si no tienes que ir a la escuela? Pues digamos que uno de los castigos de mi madre fue apuntarme como voluntaria en un asilo de ancianos. Debía llegar temprano y estar hasta que mamá saliera del trabajo. También, me había quitado el celular, prohibido ver televisión y nada de libros. Todo esto por un mes...¿acaso quería que me volviera loca?

Toda esta semana que no iría a la escuela debía ir al asilo y cuando volviera a asistir debía ir dos horas después de la escuela y los fines de semana.

Salí del baño con una toalla alrededor de mi cuerpo y fui a mi armario para buscar que ponerme. Me decidí por un mahón largo, una camisa negra con girasoles blancos, mis gastadas converse negras y recogí mi cabello en una coleta alta.

Escuché a mi madre llamarme desde la cocina así que baje corriendo las escaleras. Una vez ahí me mando a tomar asiento en la mesa y frente a mi puso un plato de avena y unos huevos revueltos.

Comenzamos a comer en silencio. Mi madre utilizaba su celular, lo más probable viendo noticias en Facebook y Jereck veía videos en la tablet hasta que mamá vio que en lugar de estar comiendo se entretenía con los videos y mando a que la apagara.

Recordé que mi celular debía tener cientos de mensajes de Brad y Bonnie.

-Mamá...-dejó de mirar su celular para mirarme con una ceja alzada- ¿puedo avisarle a mis amigos que estoy castigada?

Se lo pensó unos segundos y luego se levantó y sacó mi celular de una de las gavetas de la cocina y me lo extendió. Lo prendí y enseguida vi que tenía cientos de mensajes y llamadas perdidas. Marqué el patrón para desbloquearlo y entre a la aplicación de whatsapp.

La mayoría de los mensajes eran del grupo donde estábamos Bonnie, Bradley y yo. Preguntaban qué había pasado con mi mamá y si estaba bien. También tenía varias llamadas perdidas de los dos.

Me sorprendí al ver un mensaje de Luca que decía:

Espero que mis apuntes te sirvan de algo y que ya no haya más rencores entre nosotros.

No pude evitar soltar una pequeña risa. ¿En serio cree que por darme unos apuntes todo quedó resuelto? Para empezar si no me hubiera empujado y llamado basura yo no lo hubiera golpeado y no me hubieran suspendido.

No puedo creer que mi mamá lo haya dejado pasar y que ahora pretendiera que nos lleváramos bien.

Mamá me miró con una ceja alzada cuando me escuchó reír, así que me apresuré a enviarles un mensaje a mis amigos donde decía que estaba bien, pero que estaría un mes entero sin mi teléfono. Luego se lo devolví a mi mamá.

-¿Qué tal si tengo una emergencia y debo llamarte?- pregunté con el tono de voz más inocente que pude

-En el asilo hay teléfonos- se limitó a decir sin si quiera mirarme.

¿Solo Un Juego?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora