Capítulo 33: Confesión

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"Estas entre lo que quiero tener y lo que me da miedo tener"

~Marilyn Monroe~

Luca

Una fiesta. Otra maldita fiesta a la que Lauren me obligaba a venir, es lo único que quería hacer todo el tiempo. Al principio no tenía problema con venir a unas cuantas fiestas, pero luego se convirtió en costumbre.

Quería poder conocerla mejor. Salir a caminar, a comer, a tomar un helado o ir al cine a ver una película. Ir a algún sitio donde pudiéramos estar a solas y hablar de nosotros. Sin embargo, en las tres semanas que llevamos saliendo, ella solo pedía ir a fiestas, donde no podíamos tener un momento a solas.

Lo único que lo compensaba era cuando la dejaba en su casa y teníamos una sesión de besos antes de que entrara.

Lleve el vaso rojo a mis labios e hice una pequeña mueca al sentir el líquido quemar mi garganta. Observé a Lauren a lo lejos quien me sonrió y continuó bailando con su amiga.

Le sonreí de vuelta y luego saqué mi celular del bolsillo trasero de mis vaqueros y entré a la aplicación de Facebook. Estuve un rato pasando publicaciones sin prestarles mucha interés, hasta que una publicación de Bonnie llamó mi atención. Era una imagen de ella con Miriam en el centro comercial y arriba había escrito "Nos hacia falta después de tanto tiempo".

Le di zoom a Miriam. Mostraba a la cámara la sonrisa que siempre tenía cuando estaba con sus amigos, esa sonrisa que hacía que se me removiera el estómago...

-Las fiestas son para divertirse- susurró Lauren en mi oído

Bloqueé mi celular, rezando que no haya visto la foto de Miriam en mi teléfono.

Giré un poco la cabeza para mirarla y ella dejó un casto beso en mis labios

-Ya deberíamos irnos- dije al separarnos

Sus padres la quería en casa antes de las diez y si quería ganármelos debía ser puntual.

-Vamos, solo un baile- me enseñó la sonrisa que siempre utilizaba para convencerme

Al principio me negué, pero siguió halando de mi brazo hasta que acepté con una sonrisa divertida.

-Solo una- dije levantándome de mi asiento

Ella dio saltos aplaudiendo como niña pequeña y me dio pequeños empujones hasta que llegamos a la pista de baile.

Puse mis manos en su cadera y ella comenzó a bailar al ritmo de la música. Ella lo hacía muy bien y yo no sabía que otra cosa hacer más que sostenerla con mis brazos y mover mis pies de un lado a otro.

Varias veces se burló de lo mal que bailaba y yo
solo me limité a decir que no necesitaba el baile para conquistar a una chica. Luego de varias canciones, al fin pude convencerla de llevarla a casa. No quería tener problemas con  sus padres. Además, ya estaba cansado de estar ahí.

En todo el camino no dejó de hablar de lo divertida que estuvo la fiesta, lo mal que había vestido tal chica y lo linda que se veía esta otra. Yo intentaba prestarle atención, pero mi mente iba a cualquier otro lado, en lugar de escuchar lo que decía.

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