Había una vez dos chicas que se llevaban bastante mal. Una se llamaba Candy y la otra Lala. A las dos les gustaba mucho montar a caballo y hacían bastantes retos para ver quien era la mejor de las dos. Un día hicieron el reto de saltar a caballo y la que hiciera menos tiempo ganaba. Candy hizo un minuto y treinta y seis segundos, pero el caballos de Lala rehusó cuando iba a saltar el último obstáculo y Lala no tenía el cuerpo atrás y se cayó del caballo, se rompió una pierna. Cuando Lala estaba en el hospital Candy la fue a visitar y le pidió perdón por haberle hecho eso, Lala la perdonó y se hicieron mejores amigas.