Capítulo 2

949 66 4
                                    

Capítulo 2

Salí del gimnasio. Matt me esperaba fuera junto con su vagoneta. Las semanas pasaron tranquilas luego del incidente de Jackson. Lions y Goldmen se había reconciliado y ahora hasta trabajaban juntos, cambiando su nombre a Goldlions.

                Mi entrenamiento progresaba junto con la habilidad para manejar los bandos, ya que no era solo Damon el director de los Goldlions. Éramos él, Matt y yo. Por ende, debería entrenarme un poco más, por protección.

-¿Pateaste algunos traseros hoy? –Preguntó Matt cuando ingresé al auto.

-Muchos, demasiados. Nada nuevo.

-Sabes, tenemos una nueva propuesta. Un grupo llamado Achords se contactó conmigo pidiendo tener una pequeña reunión, quieren una alianza o algo así.

-Suena bien.

-Supongo, es en media hora.

-No estoy del todo cansada, vamos.

                Nos dirigimos al local acordado, algo alejado del centro. La calle era silenciosa a pesar de que había peatones en las aceras. El bar tenía un letrero impreso, con la palabra “Klük”. Tenía un aspecto antiguo con algún toque novedoso. Ajustamos nuestras capuchas alrededor de la cabeza para evitar miradas.

-¿Tienen reservación? –Preguntó el guardia en la entrada.

-Goldlions. –Dijo Matt.

-Adelante, la mesa violeta. –Finalizo el guardia, abriendo la puerta.

                Había sillas y mesas por todas partes, como si fuera un restaurante. A los lados se ubicaban dos bares y atrás lo que parecía ser la cocina. Frente a esta, una mesa violeta se distinguía a las demás. Un muchacho de pelo mostaza jugaba con el humo de su cigarrillo, haciendo aros en el aire. Sus ojos se enfocaron de inmediato en nosotros.

-¿Goldlions? –Preguntó, saludando con la mano.

-¿Achords?  -Respondí.

                Sus labios se transformaron en una sonrisa macabra. Chasqueó los dedos y de inmediato personas, que salían de la nada, desenfundaron las armas y nos dispararon. Todos huyeron y nos cubrimos con una mesa.

-¡Llama a Damon! –Exclamó Matt extrayendo su arma. Mientras disparaba, marqué el número.

-¿Hola? –Contestó Damon al otro lado de la línea.

-Bar Klük, estamos en problemas.

-Dos minutos.  

                La línea quedó en silencio. Saqué mi arma y disparé, uno de los hombres cayó.

-¡¿Qué quieres?! –Exclamé sin mirar.

-A ustedes, ¡muertos! –Respondió una voz.

                Los disparos continuaron y mi humor controlado iba desapareciendo, siendo reemplazado con una molestia creciente.

-¿Qué quieres? –Pregunté elevando la voz.

-Matarlos. –Respondió evidentemente.

                Miré por un lado y vi al rubio aún sentado, con el cigarrillo en los labios. Sólo quedaban dos hombres armados.

                La puerta se abrió, revelando a Damon, que de inmediato se escondió tras un pilar del bar.

-Buenas, hermanito. –Saludé disparándole en la pierna a uno de los hombres.

                Damon lo remató.

-Kat, ¿qué hacen aquí? –Sonó molesto.

-Un trato fallido, por así decirlo. –Respondió Matt.

                Este logró dar con la última persona de pie, salimos de los escondites y nos encontramos con el rubio, aún sonriente.

-¡Woah! Bastante sorprendente. –Dijo con una voz grave.

                Me acerqué, pisando algunos vidrios de vasos rotos. Le boté el cigarrillo de un manotazo y lo tomé del cuello de su camisa.

-¿Quién eres? –Pregunté.

                Sus ojos escanearon mi rostro.

-No sé, tal vez te suene el nombre… ¿Jackson? –Asentí. –Me presentaré como su hermano.

                Y solo en ese momento me di cuenta de algo muy importante.

                Nunca tendríamos un final concluso, ni feliz en cualquier caso. No habría muerte final o nada parecido, ni un vivieron juntos… Aún nadie lo sabía, ni siquiera yo.

                No podría tampoco alargar más todo, contando detalles de cómo matamos, o no, al hermano de Jackson. Nunca habría un final, porque todos éramos como un eterno círculo vicioso, dando vueltas, sin fin.

                Incluso tal vez Jackson siga vivo y “resucite” por segunda vez, o Luke, o cualquiera. Pero lo que sí sabía era que mi vida nunca iba dejar de estar en movimiento, porque no soy estática. Porque no me gusta la rutina. Siempre iba a haber alguien detrás de nosotros, pisando los talones.

                Siempre…

-¿Me deseas matar, Kat? –Preguntó.

                Lo solté, dejando que caiga en el asiento nuevamente.

-Con mucho gusto. 

FIN.

¿Fue muy corto? A continuación, lo narrado por Matt.

@CPando

Aberrant. (Ab.#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora